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| Foto: Carlos Díaz |
La actuación de Rubén Blanco dará bastante que hablar en los próximos días. La política de rotaciones que ha emprendido Berizzo en la portería sorprende por lo poco amigo que es de este tipo de juego por turnos, y más al hacerlo en una posición como la portería donde un guardameta necesita el valor de la confianza para dar lo mejor de sí mismo.
Es evidente que para Eduardo Berizzo se trata de una decisión complicada. Nadie criticó esta decisión en los partidos anteriores cuando los porteros estuvieron bien, y más cuando se logró la victoria, pero es inevitable que en la derrota surja el debate sobre la conveniencia de este sistema.
La sensación de estarse ganando el puesto en cada partido puede servir desde el punto de vista motivacional si los protagonistas apelan al aspecto positivo, pero también puede ser un arma de doble fila que provoque inseguridades y decisiones erróneas que no se tomarían con el puesto más asegurado. Nunca se sabe que es lo mejor. Berizzo considera que es injusto que cualquiera de los dos no juegue, y creyó que, ahora que venían varias semanas cargadas de partidos, podría ser una buena idea. Todas lo son cuando salen bien.
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