Santi Mina en Balaídos, dolor tras un amor extraviado



Foto: Adrián Irago


Corría el minuto 6 de la segunda parte cuando Nuno decidió que Santi Mina debía salir al campo para refrescar al equipo y sustituir a Bakkali. Poco antes, Parejo había aprovechado un grave error de Jonny para hacer el 1-3, un nuevo mazazo psicológico tras el tanto del '10' valencianista justo antes del descanso. Entonces, por megafonía se anunció la entrada al terreno de juego del ex céltico, quien fichó el Valencia por 10 millones de euros el pasado verano. Desde la grada de Marcador, la pitada fue tremenda y el eco en el estadio no presagiaba un buen recibimiento al atacante ché.

Bien es cierto que en aquel instante, la afición estaba muy sensible con lo que sucedía en el césped, ya que el surrealismo se estaba apoderando del encuentro, pero las sensaciones transmitidas por su regreso a Balaídos distan mucho de las deseadas cuando estamos hablando de un futbolista que se ha criado en la familia celeste. Mina peleó como siempre, pero no tuvo mucha incidencia en el partido. De hecho, al poco de entrar desde la grada le cantaron aquello de "¡Santi Mina, pesetero!" por las circunstancias de su marcha.

En Vigo todavía duele el comportamiento del jugador en su marcha. Su gran final de temporada y la juventud que atesora suponían un excelente incentivo para ficharle. Teniendo en cuenta que su representante es Jorge Mendes, la posibilidad de hacer negocio con él era evidente. Aquella repentina foto con una sonrisa de oreja a oreja posando con la camiseta del Valencia incendió las redes sociales. Su posterior comunicado carecía del sentimiento que se le presuponía. Fue el maltrato de quien considera haberse sentido maltratado. Con lo fácil que era hacer bien las cosas para recibir el cariño de los tuyos...


Twitter:  @marcosblancoh

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