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Foto: LOF |
Hasta no hace mucho tiempo, casi todos los aficionados celestes reconocían que la mejor época histórica del Celta había sido el llamado “Euro Celta” de Víctor Fernández, antes de Irureta, y posteriormente de Lotina. Aquella época, que transcurrió entre 1997 y 2004 se considera de forma casi unánime, como la etapa más esplendorosa en la historia del club vigués, especialmente si tenemos en cuenta que la gran mayoría de aficionados no habían nacido en aquel Celta de los años cuarenta, que también deslumbraba en la España futbolística.
Pero tras los descensos de la década pasada, y la travesía por el desierto de la Segunda División, con la inmersión en la ley concursal, y la muerte acechando, pocos pensaban que la recuperación del Celta sería tan rápida y gloriosa como lo que estamos viendo en estos últimos años, especialmente en esta, donde el Celta bate registros históricos que dejan a aquel Celta por debajo.
Aquel equipo que contaba en sus filas con Mostovoi, Karpin, Gustavo López, Makelele, Mazinho y un largo etcétera de futbolistas geniales e inolvidables, no fue capaz de alcanzar la octava jornada sin perder. Lo hizo, en dos ocasiones, hasta la séptima, tanto en la 98/99, primera de Víctor Fernández en el banquillo, como en la 2001/02, la última del aragonés en Vigo, pero nunca pasó de esa jornada siete.
El Celta de Berizzo ya lo ha hecho, y además vive su mejor arranque liguero en los últimos 74 años, solo superado por aquel equipo de la Temporada 1941-42, que ahora mismo tendría 20 puntos en la octava jornada. Las sensaciones del equipo, además, son inmejorables, porque no son fruto de un día. No es una casualidad sino el premio al trabajo realizado en los últimos años, a la continuidad de un proyecto que no para de crecer, superando registros históricos.
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