Solo Nolito ha jugado menos que Yelko Pino en la pretemporada

Foto: Adrián Irago

Una prueba más de lo dura que será la temporada para Yelko Pino son las estadísticas de esta pretemporada. El joven canterano, que tiene contrato con el primer equipo para este año, tan solo ha jugado 45 minutos, correspondientes al primer amistoso del Celta en tierras alemanas ante el Greuther. Desde entonces se ha limitado a observar los partidos desde el banquillo y en los últimos ni tan siquiera ha ido convocado. 

Yelko no podrá jugar en el filial, al que no está interesado en volver, y saltará del juvenil, donde jugó el año pasado, al primer equipo, tras haber disputado muy pocos partidos con el equipo B. Seguramente no sea la mejor decisión, aunque el chaval no hace otra cosa que aplicar lo que le ofreció en su momento el club. El caso es que las cifras de la pretemporada hablan por sí solas: Tan solo ha habido un futbolista que haya jugado menos que él. 

Se trata de Nolito, que ha estado lesionado hasta la semana pasada, y que a eso unió el incorporarse tarde al trabajo por la convocatoria con la selección española. Nolito ha jugado 38 minutos, siete menos que Yelko. El resto de los jugadores le superan, incluidos David Costas, con quien no cuenta Berizzo, y Madinda, que también estuvo lesionado y se incorporó tarde. Costas ha jugado 98 minutos, 53 más que Yelko, y Madinda 59. Pape, que disputó el europeo Sub-19 también ha jugado más que Pino, igual que Diego Alende, Borja Fernández, Jordan y Luis Rioja, todos ellos jugadores del filial que alternan en pretemporada con el primer equipo. 

La conclusión es clara: Berizzo no quiere ver a Yelko ni en pintura,  de hecho no lo quiso llevar al Stage de Alemania, pero se lo impuso el club. El futuro del canterano para esta temporada está bastante claro. Debe buscar una cesión lo antes posible si no quiere estancarse pasando un año en blanco. De momento es un prometedor juvenil que puede resultar atractivo para algún equipo de Segunda División. Si se pasa un año en blanco, será un futbolista con escasa formación y sin ritmo de competición. El difícil equilibrio que marca la diferencia en la carrera de un profesional del fútbol.