¿Qué fue de... Welliton?


El paso de Welliton por el Celta será recordado como uno de los más lastimosos en muchas décadas. El delantero brasileño llegó pasado de forma y no mostró interés alguno durante su estancia en Vigo, aunque aprovechó para disfrutar de la noche viguesa, exprimiendo la ciudad en todas sus vertientes. Jugó cinco minutos con el Celta, en el Martínez Valero de Elche, y no llegó a tocar balón.  

Para la historia quedará su noche loca. Sucedió a las 05:05 de la madrugada del cinco de mayo, cuando la policía local de Vigo detenía al jugador por conducir borracho en un vehículo en el que viajaban seis personas, una más de las permitidas. Welliton fue interceptado en un BMW de color oscuro, modelo 520D, mientras iba por Urzaiz. Los agentes lo vieron a la altura de la calle Príncipe con la música a un volumen elevado y a gran velocidad. Después de girar por Gran Vía, el deportistas se saltó los semáforos en rojo que hay hasta la plaza de España. Finalmente, los policías lo interceptaron en el cruce con Hispanidad después de perseguirlo una dotación del GOA, unidad especial de operaciones de élite.

Los agentes comprobaron que en el coche, además del jugador Welliton, viajaban otras cinco personas. El joven presentaba claros síntomas de estar bajo los efectos de las bebidas alcohólicas. Tras efectuarle la prueba, arrojó un resultado de tipo penal. En concreto dio una tasa de 1,30, más de cinco veces la autorizada. La primera frase de Welliton tras ser detenido por los policías fue: "Soy Welliton, jugador del Celta", justificando su estado por la celebración de la permanencia recientemente alcanzada por el conjunto celeste.

El Celta decidió aplicar al futbolista la máxima sanción que contemplaba el régimen interno del club, aunque no expulsa al jugador de su disciplina. Un día después, fue condenado a través de un juicio rápido, a estar un año sin carné y una multa de 9.000 euros por un delito de conducción bajo los efectos del alcohol.

En su declaración ante la juez dijo que estaba "arrepentido" y que "no quería dar mal ejemplo". Su abogado, Manuel Carpintero, afirmó a la salida del juicio rápido que su cliente volvía del centro de Vigo y se iba para casa, que iba con unos amigos y amigas, y que celebraban la permanencia en Primera División. El letrado afirmó que el jugador no contaba que la "cosa estuviese tan calentita", en referencia a que no contaba con dar una tasa tan elevada de alcohol. El futbolista dio 1,30 miligramos por litros de aire espirado, casi seis veces más cuando el máximo legal permitido es de 0,25.

El cinco fue un número maldito para Welliton durante su estancia en el Celta, cuyo nombre posee cinco letras.  Cinco fueron los minutos que jugó durante sus cinco meses en Vigo.  El cinco formaba parte de su dorsal, y la acción que le hará famoso sucedió un día cinco, del mes cinco, a las cinco y cinco de la madrugada. Se le impuso una sanción en el juzgado de instrucción número 5 de Vigo, por multiplicar por cinco la tasa de alcoholemia. 

Una lesión en el tramo final de la temporada, una "tendinopatía aguda" en su tendón rotuliano,  fue la coartada perfecta para explicar su ausencia en el equipo. Vivió bien en Vigo durante los meses que estuvo en la ciudad, pero no progresó futbolísticamente. Como vino, se fue. Sin más.

Con su futuro como futbolista en entredicho, Welliton decidió dar un giro radical a su vida deportiva, fichando por el Mersin, un club turco, en el que la temporada pasada se ha vuelto a sentir futbolista, dando un rendimiento más que aceptable. El brasileño anotó 13 goles en 34 partidos, 10 de ellos en partidos de Liga, y se convirtió en uno de los referentes del conjunto turco. Welliton vuelve a marcar goles para reflotar su carrera y desmostrar que aún tien parte de lo que se le vio en el Spartak. 

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