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| Foto: ecuadorinmediato.com |
A estas alturas de la película, es difícil saber cuantas veces se ha retirado, y cuantas ha regresado al fútbol Iván Kaviedes. Lo que está claro es que es un personaje singular, sin par. El futbolista ecuatoriano se retiró por primera vez en el año 2012 pero después ficho por Aucas donde su actuación se vio manchada después de ser detenido por supuestamente conducir en estado etílico y agredir a policías. Tras dejar de nuevo el fútbol, regresó en 2014 fichando por LDU Loja, donde coincidiría con su hijo adoptivo. En julio de 2014 fichó por Liga de Portoviejo, club de la Serie B ecuatoriana, donde jugó sin cobrar, y dejó el fútbol nuevamente tras cometer varios actos de indisciplina.
Ahora regresa para defender los colores de su enésimo equipo, el Águilas, que militaba en la segunda categoría de Santo Domingo, y actualmente lidera la clasificación de la provincia, y lo hará nuevamente junto a su hijo adoptivo Marco Kaviedes Micolta, con quien ya coincidió en la Liga de Loja.
En Vigo será recordado, y no precisamente por su rendimiento en el terreno de juego. Ha sido uno de los jugadores más extravagantes que militó en el Celta. Baste comentar una anécdota que lo define. En el verano de 2003, Kaviedes debía incoporarse a la disciplina céltica tras las vacaciones estivales, pero no lo hizo ni el club conocía su paradero. El Celta estaba inmerso en la previa de clasificación para la Champions League, que logró tras derrotar al Slavia de Praga. Entonces, Kaviedes llamó al club para dar la enhorabuena por el éxito logrado y para anunciar que no volvería. Genio y figura.
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