El Celta viene de cerrar el acuerdo de compra del edificio del Mercantil, situado en plena calle del Príncipe, pulmón comercial de la urbe viguesa. Una inversión de cinco millones sustentada en la unión del Celta y de Vigo, destacada ayer por Carlos Mouriño en su comparecencia durante la convención de peñas del club: “Quiero que la sede sea algo propio, de todos. Hasta ahora solo podíamos ir a Balaídos cada fin de semana, pero ahora tendremos una sede nuestra, podremos participar de ella. Habrá reuniones con jugadores, directivos, director deportivo, entrenador… no queremos ser resultadistas, queremos que todos sintáis el Celta como algo propio, queremos proyectar más el Celta”, explicó.
La situación de la nueva sede del club, que iniciará las obras de remodelación de la misma en el mes de septiembre, facilitará el acceso a todo el celtismo al encontrarse en una zona ideal. La actual sede, aún siendo un edificio bonito y llamativo, era mucho menos inaccesible, por su ubicación. Si Mouriño cumple su palabra y abre la sede al celtismo, su legado será imborrable.
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