El Tucu, y la esperanza de un futuro mejor


Foto: José Jordán
Pablo Hernández se reencontró con el gol casi ocho meses después. Un gol que le ha sido esquivo en más de una ocasión, y eso que el internacional chileno ha demostrado tener buena llegada, pero su falta de pegada en los metros finales le ha lastrado en más de una ocasión. El peaje que ha pagado en su primer año en Europa ha sido excesivo para un futbolista con buena llegada y buena finalización, que no lo ha parecido en la mayoría de ocasiones. 

Lo más destacable para él es que en este final de temporada están llegando sus mejores momentos como jugador del Celta, germen de lo que puede ser una futura campaña en la que  explote definitivamente. Ha tenido la fortuna de contar con muchas más oportunidades de las que tendría cualquier otro jugador por el conocimiento de Berizzo, que cree en él no por capricho, sino porque sabe lo que puede llegar a dar. Esa convicción le ha servido para darle minutos y éste ha terminado aprovechándolos. 

Ayer, sin hacer el partido de su vida, cumplió como enganche y aportó al Celta su peculiar estilo. Marcó un gran gol a un saque de esquina, demostrando que es un valor en el juego a balón parado, y movió el balón con criterio cuando lo tuvo en sus botas. La calidad se le presupone y la demuestra. Le falta aumentar un poquito más su ritmo de juego, ya lo ha hecho desde su llegada, y cuando sea capaz de ejecutar las acciones al ritmo europeo será un futbolista más que válido, seguramente clave en este Celta. 

0 comentarios:

Publicar un comentario