El Celta sigue soñando


MARTA G. BREA

Agonizaba el partido y Europa se esfumaba. El hipotético billete continental se escurría entre los dedos. No conseguía el Celta, fatigado por la batalla dominical ante el Real Madrid, aferrarse a la ansiada séptima plaza. Ganar era el único camino. Y entonces apareció Nolito. Son los goles de su estrella, en partidos incómodos y difíciles como el de anoche, los que empujan a un equipo hacia sus objetivos. El genio de Sanlúcar lleva 3 en diez días. 6 puntos en total que permiten al Celta seguir soñando con lo inimaginable hace apenas un par de temporadas. 

El camino hacia el gol estuvo lleno de obstáculos. Pareció llano durante la primera media hora, en la que el Celta desarboló a un Málaga lastimado por su mala racha. Pero se empinó tras la reanudación, cuando las piernas empezaron a endurecerse y la exigencia del Real Madrid castigó al equipo tres días después de haber abandonado Vigo. 

Nolito y Krohn-Dehli, que en el primer tiempo fabricaron una jugada de dibujos animados que malgastó Charles, se difuminaron en el segundo acto. Orellana, alejado de la mediapunta, tampoco tuvo su mejor noche. Por ahí campó Pablo Hernández, ni bien ni mal, intrascendente, lejos del rendimiento que exige su inversión. Su error en el cabezazo a puerta vacía sólo se explica por falta de confianza. 

Fue en los peores momentos cuando surgió el dúo argentino para sostener al equipo. Entre Cabral y Augusto Fernández mantuvieron con vida a un Celta que sufría con la potencia de Amrabat. Tanto el zaguero como el pivote realizaron un derroche físico descomunal que sirvió para evitar una derrota que rondó Balaídos durante el corre-calles que fue la segunda mitad. Su valor en el equipo va más allá del rendimiento deportivo. Se han convertido en los líderes morales del vestuario, en los capitanes de la nave, en los Berizzo o Gustavo López de la época.

Al final llegó Nolito, el de siempre, para decantar la moneda del lado celeste. Se lo regaló Santi Mina, cada vez más importante, y Tissone, que no acertó en el despeje. Gol 25 del mago gaditano desde su aterrizaje en Vigo. Números aderezados con 11 asistencias esta temporada que lo convierten en el futbolista más determinante del Celta en los últimos tiempos. Para codearse con los célticos ilustres ya sólo le resta un viaje por Europa. Quién sabe si el año que viene.  

Cada vez resulta menos descabellado. A 2 puntos de Athletic y Málaga, y siempre pendiente de lo que puedan hacer Espanyol y Rayo, el Celta llega en buen momento al tramo final. Mejor incluso que sus adversarios. Con el hándicap del calendario, las posibilidades han aumentado. En la calculadora imaginaria es factible que sean necesarias 3 victorias más en los 4 duelos que restan. Mestalla semeja la plaza más complicada. Ganar en Almería y solventar las visitas de Sevilla y Espanyol parece el camino a seguir. Difícil, muy difícil, pero para nada imposible. A seguir soñando.




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