Hay mucho camino por recorrer


Foto: Marta G. Brea
Muchos de nosotros conocemos más de uno, y de dos, celtistas que han tenido que vivir o viven en A Coruña, durmiendo entre el máximo rival deportivo. Al comentar la rivalidad que existe entre Celta y Deportivo, y entre Vigo y A Coruña, es denominador común dos sensaciones cuando hablan de como ha sido vivir su celtismo en tierras herculinas. El primero es haber conocido a deportivistas con los que compartían una sana rivalidad, a mayores de la amistad que les une. Y el segundo, sentir que el coruñés medio vive con un odio visceral hacía Vigo.

Un odio, más allá de la pura rivalidad deportiva y del pique sano, que trascendía condiciones sociales y edades distintas. Recuerdo la frase de un profesor afincado en A Coruña que contaba que les educaban desde niños en ello. Sorprendía.

Sin embargo, ayer desayunábamos con una noticia en La Opinión de A Coruña con el siguiente titular: "Alumnos de un colegio coruñés responden en un examen que los naturales de Vigo se llaman celtarras". Contaba el diario, del mismo grupo que Faro de Vigo, como niños y niñas de 9 años mayoritariamente habían respondido a la pregunta de cual era el gentilicio de Vigo como celtarra, en lugar del correcto vigués.

Aquel profesor no exageraba en sus apreciaciones. No puedo ni imaginarme que a la misma pregunta en un colegio de Vigo, a la pregunta de cual es el gentilicio de A Coruña, suceda lo mismo. Me sobran dedos en una mano para contar a los chavales que respondieran turco.

Se estan poniendo las primeras piedras desde el Celta de Vigo y desde el Deportivo de la Coruña para que la rivalidad se reconduzca. Politicos, periodistas y cierto presidente blanquiazul alimentaron durante años este odio. Hay mucho camino por recorrer pero que un niño de 9 años responda que a un habitante de Vigo se le denomina vigués y no celtarra sería un primer gran paso.

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