En media hora no se caza a un león


ADRIÁN IRAGO

Insuficiente reacción celeste ante un Athletic en racha. Así se podría titular un partido de color rojiblanco al descanso que terminó en la portería bilbaína ante un Celta mejorado pero incapaz de dar caza al león tras una primera parte de incomparecencia que pudo terminar en goleada. Al regreso de los vestuarios el duelo se equilibró y acabó inclinándose hacia la grada de Gol. No obstante, los vigueses se ahogaron una y otra vez en la frontal del área vasca incapaces de conseguir esa diana que hiciese justicia a un partido de dos mitades que deja a los de Berizzo más pendientes de solucionar lo de abajo que de soñar con lo de arriba.

Apostó el técnico argentino por un once valiente sin músculo en el centro del campo. Álex López por Radoja y el resto todo igual. Lo que funcionó otras veces fracasó en la noche de ayer. No fue el día de Augusto ni Krohn-Dehli. El equipo extrañó a Radoja. Se echó en falta su labor ante la movilidad de Muniain a la espalda de pivotes. Tampoco ayudó la intrascendencia de Álex López. El ferrolano naufragó de nuevo y cada día da más sensación de futbolista que se quedó por el camino. Se podría discutir si el hecho de salir del once en su mejor momento de la temporada le perjudicó, pero lo cierto es que en ninguno de estos tres años en Primera ha dado ese salto de calidad que se le auguraba en Segunda. Se ha quedado en un jugador más de la categoría cuando vislumbraba un futuro cargado de importancia.

Pese al evidente estropicio no hubo cambios en el entretiempo. Fue en el 60 cuando Berizzo recordó a Mina y le dio entrada por el gris Álex López. Al canterano le bastó un minuto para recordar al técnico el error de haberlo olvidado durante el último mes. Su oportunidad reactivó a un Celta que recuperó la mejor versión de Nolito y algún chispazo de Orellana para lanzarse al ataque. El chileno encontró en el enganche el espacio que le faltaba en banda y el gaditano comenzó su habitual recital de diabluras por el costado. Juntos fabricaron el gol de Larrivey y enjaularon al león hasta los últimos minutos. 

Hubo que esperar hasta el 85 para que Berizzo subiese la apuesta por el triunfo. Entró Bongonda (en su sitio) y dejó tres o cuatro pinceladas que ponen en evidencia su falta de oportunidades. Tanto Mina como él demostraron una vez más la amplitud de una plantilla que el cuerpo técnico ha empequeñecido durante toda la temporada. Una pobre gestión de recursos que seguramente haya privado al Celta de un presente más boyante y un futuro mucho más ilusionante a corto plazo. En cuanto al último cambio, solamente sirvió para perder un tiempo que no sobraba. Incomprensible, como la formación con la que acabó el Celta el partido. Un desorden que no por ser habitual deja de sorprender.  

Segunda derrota consecutiva y un Athletic que se escapa a 4 puntos con esa octava plaza que puede dar lugar a carambola. La séptima plaza está tan lejos que ni se plantea. Sensación de que la temporada acabará mirando hacia abajo y no hacia arriba. Una pena. 

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