El brutal crecimiento de Jonny


Foto: Miguel Ángel Polo
Cuando la pasada temporada Jonny inició el curso como suplente, muchos pensaron que estaba desperdiciando un año vital para su crecimiento y le recomendaban una cesión. Suplente de Hugo Mallo por la banda derecha, su sitio en el equipo parecía reducido a las migajas que pudiese dejar el de Marín. Sin embargo, las probaturas de Luis Enrique por el carril izquierdo, y el rendimiento de Aurtenetxe planteaban dudas en una banda en la que cojeaba el Celta en las primeras jornadas. 

Entonces, el asturiano decidió probar con Jonny en ese costado, y se acabaron las pruebas. Jonny fue titular indiscutible hasta el final de la temporada, mostrando una adaptación increíble a una posición, que no le era extraña del todo, pero en la que nunca había jugado en la élite del fútbol. Jonny terminó la temporada convertido en uno de los mejores jugadores del Celta, y encaraba esta temporada con opciones de pelear el puesto a Hugo Mallo, aunque eso son palabras mayores. 

En las primeras jornadas logró sacar al de Marín, recién recuperado de una incómoda lesión de hombro, de la titularidad, pero cuando Hugo regresó en plenitud, volvió al banquillo por tiempo limitado, porque la banda izquierda volvía a estar esperándole. Planas, que ofreció buen rendimiento en las primeras jornadas, pierde mucho en la comparación con el de Matamá, que se ha adueñado nuevamente de una banda que será suya por muchos años. 

Se le exigía mejorar en ataque, y apuntalar así su excelente juego defensivo. Jonny es un futbolista rapidísimo, muy fuerte, y con una ética de trabajo sin par. Domina la pierna derecha, y trabaja con la izquierda para ser mejor futbolista. Su objetivo cada mañana es la de mejorar, y se nota en cada partido, en cada entrenamiento. El crecimiento de Jonny es espectacular, hasta el punto de que es, a día de hoy, uno de los mejores laterales izquierdos de la categoría, permitiéndose el lujo de incorporarse al ataque y generar mucho peligro por su banda. 

Ayer dio un pase de gol a Orellana, que este envió al palo con una preciosa rosca. Hace quince días dio una asistencia de gol a Krohn-Dehli, pero más allá de estos datos, queda la impresión de un futbolista que se suma cada vez más al ataque, que sabe lo que hace con el balón en los pies, y que es capaz de levantar la cabeza y pensar cuando lo conduce. Un futbolista excelso, de otro tiempo. 

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