El Celta extravía el rumbo del gol


Foto: Marta G. Brea
El Celta ha extraviado el rumbo de la portería rival. Tras la derrota encajada el pasado sábado en La Rosaleda, el conjunto de Eduardo Berizzo acumula 486 minutos sin ver puerta y se acerca peligrosamente a la peor racha sin anotar de su historia. Los celestes están sólo a 48 minutos de igualar su mayor sequía goleadora, 534 minutos, registrada hace dos décadas, en el curso 1994-95, con el argentino Carlos Aimar al frente del banquillo.

El equipo vigués no ha vuelto a celebrar un gol desde el pasado 1 de noviembre, hace mes y medio, cuando Larrivey puso patas arriba el Camp Nou. Aquel histórico tanto después de diez jornadas consecutivas marcando (dieciséis si se contabilizan las últimas seis del pasado curso) ha dado paso a una racha negativa de cinco partidos consecutivos sin que el rival saque de centro que los jugadores celestes no acaban de explicarse. "No hay una explicación, cuando el balón no quiere entrar, no entra", zanjó ayer Charles Dias, el delantero titular en La Rosaleda, que no se mostraba excesivamente preocupado por la situación del equipo. "No estamos preocupados. Tenemos la conciencia tranquila y las cosas van a salir. Estamos jugando bien, pero los resultados no se nos están dando. Estamos pasando una mala racha y queremos terminarla el viernes ganando al Almería", subrayó.

No le faltan argumentos al artillero céltico, pues pobre contundencia mostrada por los hombres de Berizzo el marco contrario no se corresponde con el nivel de juego desplegado por el equipo que ha sido, en general, elevado. Tanto en los buenos tiempos como en los momentos más bajos, el Celta ha sido un equipo fácilmente reconocible. El equipo vigués ha sido fiel al talante atrevido implantado el pasado curso por Luis Enrique y tamizado esta temporada por Berizzo y se ha mostrado generoso en el trato al balón y afilado en sus propósitos, con independencia del rival y del escenario.

De los cinco partidos que lleva sin relacionarse con la derrota, solo el Real Madrid le ha superado con cierta holgura después de verse favorecido por un flagrante piscinazo de Cristiano Ronaldo.

Pese a que ni Berizzo ni los jugadores han condicionado directamente las últimas derrota a los arbitrajes, los colegiados no han favorecido precisamente los intereses del Celta en los dos últimos compromisos ligueros. Al grave error de Undiano en el Bernabéu se suman los cometidos el sábado por Del Cerro Grande en La Rosaleda. "El árbitro nos quitó dos goles, pero puede fallar, como nosotros. Creo que hemos hecho méritos para ganar el partido, pero hemos perdido y hay que trabajar para que eso no suceda más", observó Charles a este respecto.

El caudal ofensivo desplegado por los celestes en los últimos cinco partidos ha sido también generoso, aunque el Celta no ha sido capaz de trasladar al marcador su superioridad dentro del terreno de juego. Los celestes figuran entre los seis primeros que más rematan frente al marco contrario y han sido capaces de generar ocasiones de gol claras prácticamente en todos los partidos.

Tampoco la situación clasificatoria del Celta, con un colchón de nueve puntos sobre la zona de descenso, concuerda con los malos resultados registrados últimamente por el equipo.

Las cuatro derrotas sufridas en el último mes invitan, sumadas al empate cedido en Balaídos frente al Granada y la derrota ante Las Palmas en la Copa del Rey, invitan sin embargo a la reflexión, tal y como ha reconocido el propio Berizzo, que decidió renovar en vano casi todo el frente de ataque contra el Málaga en busca de un revulsivo.

Quizá el gran problema del Celta es que el gol es esta temporada un bien que depende casi en exclusiva de la pericia de Larrivey, Nolito y Orellana. Los tres concentran 15 de los 17 tantos anotados hasta la fecha por el equipo y atraviesan un pico de baja forma. Y hay algunos datos inquietantes: Larrivey no anota desde el pasado 1 de noviembre, Nolito hizo su último tanto el 10 de octubre en San Mamés y, tras marcar de forma consecutiva en los tres primeros partidos de Liga, Orellana no ve puerta desde el pasado 13 de septiembre, en Balaídos, ante la Real Sociedad.

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