Tras todo lo bonito salió un partido feo


Foto: Celta
Los estudios del rival son cada vez más minuciosos y todos los equipos conocen a la perfección las virtudes del rival. Además, Eduardo Berizzo y Joaquín Caparrós son dos técnicos a los que les gusta desactivar al contrincante desde la táctica. Esa discusión de pizarras se llevó buena parte de los minutos del encuentro: las líneas adelantadas del Granada, el ajuste de los tres centrales del Celta... 

Enfrentarse a dos delanteros
Cada vez que el Celta se enfrenta a un rival que apuesta por jugar con dos delanteros, el trabajo de Radoja y Krohn-Dehli se vuelve más específico. El serbio sabe que va a ser el marcador de uno de esos dos arietes, ayer Córdoba y El Arabi. El otro lo coge Sergi Gómez y Cabral queda para los imprevistos. Esa labor hace que el pivote celeste tenga más complicado aparecer en la creación, lo que obliga a Krohn a bajar más metros en busca del balón.

Poderío aéreo
Lleva el Celta años, lustros, sin destacar por su poderío aéreo. Este año todavía no concreta tampoco este aspecto de juego como virtud, pero tiene potencial como para hacerlo. Que coincidan sobre el campo Cabral, Sergi Gómez, Tucu Hernández, Larrivey y hasta Radoja debe valer para más de lo que vale. Con rematadores válidos, faltan trabajar concienzudamente los movimientos dentro del área y que los lanzadores estén más precisos.

La impericia de Rochina
El partido de anoche en Balaídos pudo caer para cualquiera de los dos lados. El Granada no es un dechado de virtudes ofensivas, pero ya Berizzo había avisado de que, como tantos otros conjuntos férreos, gusta de penalizar las pérdidas del rival. Y lo pudo hacer ayer perfectamente en sendos errores de Radoja –que perdió– y Cabral y Hugo –que no despejaron con contundencia– primero, y de Nolito –que dio un pase atrás comprometido– y Sergi Gómez –que fue al choque sin la fuerza suficiente–, después. La impericia, en un caso, y el egoísmo, en otro, del ariete del conjunto andaluz impidieron que el Celta encajase un gol. Y tal como estaba el partido de ayer, un gol significaba tres puntos.

Los cambios
Son parte clave del fútbol y merecerían un análisis pormenorizado. En el caso de Caparrós, el técnico del Granada cambió a sus dos delanteros por otros dos atacantes justo en el momento en que más dominaba el Celta para, por un lado, ajustar la presión de la primera línea y, por otro, dar movilidad a su por entonces desaparecido ataque. Le salió bien y empleó el tercer cambio más tarde para sacar del campo a un Sissoko tocado físicamente. Por su parte, Eduardo Berizzo, como suele ser norma en él, tardó más en mover ficha. Primero, sacó del campo al Tucu para meter a Augusto Fernández, que será un hombre fuerte en cuanto coja el ritmo. Después tuvo que poner a Fontás por el tocado Sergi Gómez. Y, por último, sí hizo su apuesta de ir por el partido con Álex López, pero esperó hasta el minuto 85.

Un partido espeso
Llegaba el Celta lanzado por la victoria en el Camp Nou, por la sexta plaza, por la convocatoria de Nolito... Todo muy bonito. Poco acorde con un partido que resultó feo en una noche desagradable en lo meteorológico. El equipo vigués protagonizó un partido espeso, en buena medida por el trabajo del Granada. Sale de Europa, pero sigue con una sola derrota en contra. La vida continúa.

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