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| Foto: Lalo R. Villar |
El desenfreno ofensivo que el Celta planteó ante el Éibar se tradujo en innumerables ataques locales, pero ni un solo gol. El monólogo vigués arrancó en el minuto uno del partido y deparó un primer acto de acoso y ocasiones claras, y un segundo de más ganas y empuje que de claridad ofensiva. En todo caso, el marcador dejó claro que las estadísticas no siempre van de la mano con los resultados.
A nivel de posesión, el Celta, que el primer acto flirteó con el 80 %, acabó con un saldo de un 70 % favorable y con 636 pases conectados. A la hora de atacar, los vigueses lo intentaron por todos lados. Disfrutaron de 47 centros al área frente a los nueve de los de Éibar, y encadenaron la friolera de 29 disparos; nueve se encaminaron a portería, y otros tantos se estrellaron con Irureta. En 15 ocasiones los vigueses sacaron de esquina en las inmediaciones del Éibar, pero ninguno de los remates logró alcanzar el fondo de la red.
Fuente: La Voz de Galicia




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