El Celta se expone a las tarjetas


Foto: EFE
El Celta ha confirmado a la Liga que va a ser uno de los equipos más entretenidos de ver esta temporada. El conjunto de Berizzo se muestra descaradamente ofensivo en su planteamiento, alegre en su juego y sin capacidad ni intención de especular con el resultado. Lo mostró ante el Getafe en Balaídos y también ante el Córdoba en el Arcángel. Y en ambos partidos también mostró cuál es el pequeño precio que pagar por su osadía: el Celta se expone a numerosas faltas y alguna tarjeta amarilla. El resultado es que el conjunto celeste es el más amonestado tras dos jornadas disputadas.

Al igual que el Rayo Vallecano, otro equipo de toque, el Celta ha visto 8 tarjetas amarillas, cuatro en cada duelo. Tres de esas amonestaciones han recaído, además, en futbolistas de ataque como Nolito, Orellana y Augusto. Esas amarillas fueron mostradas mayoritariamente en las primeras partes de los dos encuentros disputados. Y los nombres apuntados en la libreta de los árbitros llegaron como consecuencia de las faltas que el Celta se ve obligado a hacer para recomponer su estirado esquema.

Al equipo de Berizzo le han señalado 36 infracciones en lo que va de Liga, por detras de las 42 del Deportivo de La Coruña y de las 47 del Sevilla. Con un solo mediocentro guardando la posición (bien Borja Fernández, bien Radoja), dos centrocampistas que pisan área (Álex López y Krohn Dehli), dos extremos desatados y en gran forma (Orellana y Nolito) y un punta (Larrivey y Charles), el Celta se ve obligado a las faltas tácticas para frenar los contragolpes de los rivales.

Las faltas y las tarjetas es un riesgo al que se expone un Celta de vértigo en ataque, que acumula ya 29 disparos en lo que va de Liga, el quinto en el ránking (por detrás de Real Madrid, Barcelona, Real Sociedad y Almería). La vocación descaradamente ofensiva del equipo de Berizzo y la incidencia del técnico argentino en la fuerte presión adelantada de los suyos hace que una falta táctica sea un recurso habitual cuando el rival recupera la pelota o bien supera una de las líneas de presión del Celta.

Fue precisamente este riesgo lo que lamentó Eduardo Berizzo tras el empate en Córdoba, donde el Celta fue muy superior en el primer tiempo, no concretó sus múltiples ocasiones y luego se vio complicado por el cansancio y la reacción del equipo local. «Después del gol del Córdoba se perdió el control del partido. Hay que revisar lo que pasó en esos minutos. El Córdoba creció por sus bandas», expuso en el Arcángel el argentino, apuntando a los detalles defensivos que necesita pulir su equipo. Con la recuperación de Pablo Hernández, más la aclimatación de Radonja y la promesa de Borja Fernández, el Celta se llena de alternativas para apuntalar su sistema y evitar el peligro de tener que recurrir al exceso de faltas.

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