Qué bueno que volviste


Foto: José Lores
La presentación de los equipos alcanzó su punto álgido como espectáculo cuando se inventó aquella etiqueta de la Liga de las Estrellas y las plantillas se poblaron de fichajes exóticos al hilo de la sentencia del caso Bosman. Con la crisis y el desmorone, esa puesta de corto, tan arcaica como la de largo de las señoritas en los casinos, ha perdido su existencia como elemento autónomo. La presentación oficial del Celta, que llegó incluso a ser romería en Castrelos y era una ocasión ilusionante o reivindicativa ("Gudelj, Gudelj", tronaron las gradas pocos días después de saberse que Víctor Fernández prescindía del ariete) que atraía a miles, se adhirió primero a algún trofeo veraniego y ahora se despieza.

El club, que el día antes aplazaba cualquier evento al debut liguero, anunció ayer mismo que los profesionales serían presentados uno a uno media hora antes del Memorial Quinocho. Seguramente por no descentrarlos cuando toque el Getafe, que será en todo caso para el desfile de las categorías inferiores. Pero como no todo el celtismo está a lo instantáneo de las redes sociales, pocos avisados acortaron la playa y acudieron al estadio con la antelación necesaria. Así que se esperó hasta que ya se avecinaban las nueve de la noche.

Las presentaciones concentraban a los espectadores en una grada, haciéndola muchedumbre para el recuerdo gráfico. Con los aficionados repartidos por todo el estadio, la cosa queda más deslucida. Aunque la gente grita con entusiasmo el apellido de los jugadores cuyo nombre proponen en la megafonía, costumbre muy teutona que el celtismo ha adoptado en esta época. A uno se le coreó igual sin que apareciese por el túnel de vestuarios. Borja Oubiña cuenta incluso estando ausente como el único vínculo que liga el pasado y el presente.

Los demás se suceden con igual acompañamiento, más o menos intenso, sin reproches para nadie. El Celta inicia la campaña con el alma limpia. Si acaso, es Berizzo el que obtiene la ovación más estruendosa y un grito que se recupera del arcón: "Toto, Toto". Berizzo toma el micrófono: "Muy contento de estar otra vez en casa. Espero que se sientan orgullosos de todos nosotros". Antes lo ha hecho Mallo, primer capitán en ausencia de Oubiña, más incómodo con la palabra que con el balón.

Otro elemento moderno en el ambiente de Balaídos es la música que precede al equipo en los segundos tiempos y que ayer anima la presentación: la sintonía del Equipo A. Carlos Mouriño cierra el acto. Habla de proyectos e ilusiones. Le falta decir con un puro en la boca, al modo del coronel Hannibal Smith: "Me encanta que los planes salgan bien". Prefiere un "Hala, Celta".

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