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| Foto: Jorge Landín |
El Real Club Celta lleva tiempo rastreando el mercado para conseguir ese mediocentro que casi desde su llegada a Vigo viene reclamando Eduardo Berizzo. Sin embargo, los responsables de la parcela deportiva están condicionados, ya que al tener cubiertas las tres plazas de extracomunitarios, su búsqueda se tiene que limitar a jugadores nacionales o que tengan en su poder el pasaporte comunitario.
Y aunque el club vigués ya trabaja para conseguir que Orellana y Cabral obtengan la nacionalidad española, ésta nunca llegaría antes del inicio liguero, por lo que ambos futbolistas, más el recién llegado Pablo Hernández son quiénes completan el cupo de extranjeros. Lo que en las dependencias célticas lamentan es la poca diligencia mostrada con Orellana por el Granada —su anterior club— y también por el agente del chileno.
De haberse hecho bien las cosas, Orellana ya tendría que haber jurado la constitución de nuestro país. Conviene recordar que el andino reside en España desde el verano de 2009, cuando el Udinese le cedió al Xerez Deportivo. Cuando Orellana fichó por el Celta en el mercado de invierno del campeonato 2012-13, fue cuando se empezó la recogida de documentación para convertirse en ciudadano español.
Es decir, cuando se tomaron cartas en el asunto ya se había perdido un tiempo precioso en la tramitación de los papeles para que el chileno tenga también la nacionalidad española. Mientras, la situación de Cabral es diferente a la de su compañero, ya que el zaguero argentino llegó al Levante en 2011. Un año después se incorporó al Celta y al cumplir dos años en España comenzó a realizar los trámites para conseguir la doble nacionalidad.
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