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Foto: Jorge Landín |
¿Cómo se encuentra en esta pretemporada?
Muy bien, estoy conociendo la ciudad y a los compañeros. Estoy con ganas en esta nueva etapa en mi vida personal y profesional. Tengo grandes expectativas. No tenía muchas referencias del club. Roberto Trashorras y Iago Falque me dijeron que era una ciudad espectacular para vivir y estoy conociendo a todo el mundo. Estoy con confianza y contento de haber decidido venir aquí.
¿Ya sabe lo que Eduardo Berrizzo espera de usted?
Todavía no hablé personalmente con él. Pero más allá de esto, él sabe mi manera de jugar y no me pedirá nada extraño. Trataré de aportar lo mismo y, donde me toque, tirar hacia adelante y ayudar al equipo.
¿Cómo explica la temporada en el Rayo, en la que empezó sin jugar y después fue clave?
Creo que fui el claro ejemplo de lo que es el Rayo Vallecano. Es un equipo que cada año renueva a una veintena de jugadores y es muy complicado que nos encontremos a principio de curso. Poco a poco fuimos amoldándonos y el final de temporada fue muy bueno. Se ensamblaron bien las piezas y funcionamos bien como equipo. A mí me fue muy bien también.
Usted salió muy joven de Argentina y tras una muy buena campaña, pero después en el Cagliari no terminó de funcionar. ¿Cómo lo gestionó?
La primera etapa fue complicada, pero tuve la suerte de volver a Argentina y salir campeón, lo que para mí fue un momento espectacular porque era volver a casa. En la segunda etapa en el Cagliari tampoco me fue muy bien porque no terminaron de confiar en mí, igual recordando el primer año en el que las cosas no me salieron. En la última temporada me fue mejor, hice diez goles y el equipo rindió bien. Me quedaba un año, pero era el momento para salir y me fui a México. Allí fueron las cosas al revés de lo que yo creía y de lo que me explicaron. Entonces, gracias a los diez goles que marqué en Italia, surgió la opción de volver a Europa, al Rayo y no lo pensé porque era la forma de volver a una gran liga. Aquí, al principio costó, pero salió todo bien.
Después de salir joven de su país y tras dos cesiones, ¿le entran dudas de si puede adaptarse al juego europeo?
Dudar no dudé. Si se hacen las cosas bien, no se tiene porque dudar. Lo que pasa es que no me sentía con la confianza de la afición ni del míster. Creo que a lo largo de la carrera de un jugador, cuando se tiene confianza y se siente querido, el futbolista rinde mejor. Es lo que me pasó a mí, especialmente en la primera etapa en Italia. Después, el año que hice diez goles cambió la imagen y me sentía mucho mejor.
¿Cómo se encuentra en Vigo?
Por ahora apenas llovió, que me dijeron que iba a hacerlo. Pero aunque lo haga es igual. Tengo toda la intención de que me vaya bien, tanto a nivel futbolístico como personal, y estoy conociendo la ciudad en estos primeros días.
Jorge Castro / Atlántico Diario
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