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| Foto: EFE |
El Celta ha cambiado drásticamente su política con respecto a temporadas anteriores. La prioridad, casi innegociable, del club ahora mismo es la de tener a toda su plantilla en propiedad. La idea es que las cesiones sean mínimas, mejor si no son existentes. Buena prueba de ello es el regreso del Celta a los entrenamientos. Lo hizo sin ningún jugador cedido entre los que ayer comenzaron a trabajar a las órdenes de Eduardo Berizzo.
No solo eso, de los futbolistas que están sonando ahora para el Celta, ninguno tiene opciones de llegar cedido a Vigo. El mercado de verano es largo, y si surge alguna oportunidad, incluso aunque sea una cesión, puede ser vista con buenos ojos por el club, pero de entrada el cambio es radical con respecto a otros años. El pasado curso jugaron cedidos en el Celta varios futbolistas: Fontàs y Rafinha, cedidos por el Barcelona, y en el mercado de invierno llegaron Welliton e Íñigo López. Además, Aurtenetxe, propiedad del Athletic, también jugó a préstamo en Vigo.
En los últimos años, la figura del jugador cedido ha sido muy habitual, aunque nunca tanto como en la Temporada 2007-08, donde se juntaron en Vigo un buen puñado de futbolistas cedidos por otros conjuntos: Quincy, Mario Suárez, Agus, Julián Vara, Diego Costa, Zanev y Adrián González, hasta completar un total de siete. Una situación radicalmente opuesta a la que vivirá el Celta en esta y en temporadas venideras. En Praza de España son conscientes de que, si se lo puede permitir el club, a nivel patrimonial y de garantía de futuro lo ideal es tener jugadores en propiedad.
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