Y Balaídos volvió a ovacionarle nueve años después

Foto: Óscar Vázquez

Con puntualidad británica, vistiendo traje oscuro, sonriendo y escoltado por el presidente del Celta, Carlos Mouriño, y el director deportivo, Miguel Torrecilla, Eduardo Berizzo hizo su entrada en la sala de prensa del estadio de Balaídos. Allí, ante una docena de cámaras y fotógrafos, y bajo la mirada de otros tantos periodistas, vivió su puesta de largo como entrenador del Celta. Lo hizo agradeciendo la bienvenida que Mouriño le dispensó al decirle «Berizzo, bienvenido a tu casa», y también cuando se declaró feliz de regresar a un lugar en el que había sido bien tratado. Respondió a cada pregunta que se le planteó, tuvo palabras para O´Higgins - «He aprendido mucho, ha sido una oportunidad fantástica que quiero agradecer y que me ha traído aquí»- y luego se encontró al fin con la afición, el plato fuerte de la tarde en Balaídos.

Unos 300 aficionados del Celta se apostaron en la grada abierta para la ocasión para vitorear al hombre que regirá los designios de su equipo la próxima temporada. Cánticos, aplausos y vítores procedentes de gargantas de todas las edades se entregaron a un Toto que respondió con cariño.

Tras aproximarse al que será su banquillo durante las dos próximas temporadas, se acercó a los aficionados. Firmó autógrafos, se fotografió con cuántos se lo pidieron, repartió besos e incluso se reencontró con gente que conocía de su anterior etapa en la ciudad. Incluso se animó a tirar un par de balones a la grada que todavía animaron más a una afición que se mostró feliz y sobre todo ilusionada con la llegada del argentino.

El hombre que se había ganado el reconocimiento del celtismo vistiendo la camiseta celeste, parte con el respeto y el crédito de la afición. Será a partir del mes de agosto cuando deba responder a esa confianza con resultados, y ese es su objetivo. El entrenador que logró llevar a lo más alto al humilde O´Higgins, intentará hacer lo mismo con el Celta.

Lorena García Calvo / La Voz de Galicia