Finales

Foto: Lalo R. Villar

Hay ciertos partidos a lo largo de una temporada que cobran una importancia capital en la búsqueda de los objetivos. El del próximo domingo es el primer partido del curso que realmente se puede calificar como final, por lo que puede significar cualquiera de los resultados que se produzcan. Llega el Celta a Almería con 37 puntos en el zurrón, siete más que su rival, al que podría dejar muy tocado en caso de lograr la victoria. Un hipotético triunfo de los de Luis Enrique le pondría con diez puntos de ventaja más el goalaverage y con tan solo doce en juego. 

Incluso el empate podría ser un buen resultado para los célticos, que mantendrían la ventaja, asegurarían el goal-average, y tendrían una jornada menos por delante. En Almería lo saben, y por eso son conscientes de que solo les vale un triunfo ante el Celta para mantener viva la esperanza de la permanencia, aunque eso sí, los vigueses no son sus únicos rivales. 

Nolito aseguró ayer que un triunfo en tierras andaluces dejaría el objetivo de la permanencia muy bien encarrilado. Con 40 puntos así lo parece, pero no está tan claro. Tras la final de Almería, el Celta tendrá dos más, cuya importancia radicará precisamente en los resultados de los encuentros anteriores. Valladolid y Osasuna son dos rivales en situación clasificatoria dramática, y ante los que sería muy bueno no perder. A estas alturas de la competición, y dada la clasificación actual, para el Celta es importante sumar y alcanzar cifras que otorguen tranquilidad, pero también lo es evitar que sus rivales lo hagan. 

En este tipo de encuentros, el factor psicológico es tan importante, o más, que el deportivo. La pasada temporada vimos a un equipo que supo como actuar en los momentos de máxima presión. Ganar los dos últimos partidos le dio la salvación, y no eran partidos fáciles por lo que había en juego. Este año, la clave no serán los dos últimos, o eso esperamos, sino los tres siguientes partidos. Tres finales, tres partidos a vida o muerte en los que el Celta debería sentenciar cuanto antes una más que merecida permanencia. La gran mayoría de los equipos que pelean por la salvación firmarían tener la situación del Celta, pero conviene no relajarse.