Tres puntos cocinados a fuego lento


Foto: Jesús de Arcos
El Celta dio un paso muy importante ayer para asegurarse la permanencia. El Sevilla tropezó en Balaídos, como hace dos meses le ocurrió al Betis. Desde la visita de los béticos, el celtismo no había podido disfrutar de un triunfo de su equipo en casa. Andalucía es generosa con el equipo gallego: 22 puntos ha conseguido frente a rivales del sur. Ante el Sevilla, un penalti que provocó Bermejo y que lanzó con acierto Nolito, fue la acción que desequilibró un partido que iba para empate. Pero en esta ocasión, los de Luis Enrique supieron cocinar la victoria a fuego lento, con paciencia, sin desesperarse ante un rival que le esperó agazapado en su campo, pendiente de aprovechar un error para la velocidad de Bacca, Gameiro o Vitolo, futbolistas que merecen un planteamiento táctica menos conservador del que propuso Emery en Vigo y que le impidió sumar la séptima victoria consecutiva.

Un once previsible

Tras dos derrotas, el Celta necesitaba tres puntos para mantener distancia con la zona caliente de la clasificación. Ayer, Luis Enrique apostó por un once titular más o menos previsible. Lleva 29 diferentes en 31 jornadas de Liga. Un récord que deberían aprovechar las casas de apuestas. Adivinar los planes del técnico asturiano es un pasatiempo para el celtismo. Con Íñigo López por el lesionado Cabral y Krohn-Dehli como mediocentro, el resto se podía esperar, teniendo en cuenta el regreso del recuperado Rafinha.

Dominio sin ocasiones

El Sevilla cedió la pelota al Celta, al que le costó encontrar líneas de pase. Los de Emery tardaron 34 minutos en aprovechar un fallo del Celta para lanzarse a la carrera. Yoel solventó un mano a mano con Gameiro y desvió el rechace de Vitolo. Ese era el plan sevillista.

Sin caer en la trampa

Le puso parsimonia y seguridad a los pases, no cayó en la trampa el Celta. Tras el descanso, se animó con un par de remates flojos de Rafinha, a los que respondió Coke con otro que desvió con apuros Yoel. El Celta se abrió y estuvo a punto morder el cebo que le puso el rival, que necesitaba más espacios y algún despiste para asestar un golpe mortal. En cambio, fue Orellana quien estuvo a punto de dar la puntilla, pero su remate lo escupió el larguero y el rechace lo mandó alto Nolito. Dieciséis tiros a los postes suman los célticos.

Acierto en los cambios

El chileno entró por Alex, con problemas físicos que carecen de importancia. Ganó el Celta por la banda derecha. Y para el desenlace del partido supuso mucho más la entrada de Bermejo, por un infatigable Charles. El cántabro incomodó con el cuerpo a Fazio tras un saque de banda del Celta, en una acción sin peligro aparente. El zaguero movió el brazo en busca del balón. El árbitro no dudó en señalar el penalti, segundo a favor del Celta esta temporada. El primero lo falló Charles en San Mamés. Era el minuto 87 y el Celta sumaba tres puntos a base de una cocción muy lenta.

Jaime Conde / Faro de Vigo

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