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Foto: Ricardo Grobas |
El encuentro entre Celta y Atlético de Madrid contó con un espectador de excepción, Iago Aspas, que hizo un paréntesis en su aventura en Liverpool para acudir a Balaídos junto a su novia. No estaba el moañés en un partido de su equipo de toda la vida desde aquella mágica noche del 1 de junio en la que se logró la permanencia en Primera División. Como en él es habitual, Aspas vibró como un celtista más en el palco reservado para los jugadores, lamentándose de que el conjunto de Luis Enrique no encontrase premio a su buena primera mitad. Al término del choque, el canterano se acercó al vestuario a visitar a sus antiguos compañeros.
Fuente: Faro de Vigo
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