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| Foto: EFE |
Como el resto del Celta, el chileno no vivió ayer un día demasiado brillante. De hecho, en labores ofensivas, apenas se le pudo ver hasta que, a falta de siete minutos, peinó con picardía una falta sacada por Álex López y el balón acabó en el fondo de la portería del Villarreal.
El chileno personifica el estado de gracia en el que parece encontrarse el equipo vigués y que le hace ganar los partidos en los que, por merecimientos, no tendría que llevarse tanto premio. Eso sí, los tres puntos no cayeron del cielo solos, sino que se basaron en un enorme desgaste defensivo para frenar a un conjunto local que, por momentos, encerró al equipo vigués.
Y en esa labor colaboró con denuedo Orellana. Porque ese perfil trabajador y defensivo es la gran novedad del internacional chileno esta temporada y lo que le permite estar, por mérito propio, en el once titular con continuidad.
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