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| Foto: LFP |
La solvencia defensiva ha aparecido en el Celta una vuelta después. A la novena puedo haber ido la vencida, porque tras ocho combinaciones fallidas, Luis Enrique puedo haber ajustado el puzle frente al Valencia, que dispuso de una única oportunidad real a lo largo de todo el partido, sin contar el fallo del gol.
Fue la primera vez que el entrenador gijonés hizo coincidir en el campo a Hugo Mallo y Jonny como laterales y a Cabral y Fontás como centrales. Era la novena combinación de zagueros en lo que va de temporada.
Y la apuesta funcionó a la perfección. Hugo dominó la banda derecha, Jonny fue creciendo a través del partido, Cabral vive sus mejores días desde la llegada a Vigo y a estas alturas nadie duda de que Fontás es el mariscal del equipo. Por encima, los celestes exhibieron gran parte de la idea del partido de Madrid, con la línea defensiva y el trivote de medio campo muy juntos y esperando a robar en el centro del campo para luego combinar con los tres delanteros que se descuelgan más allá de la medular.
La idea, con una única novedad, Fontás por Costas, funcionó en los dos frentes. Porque el Madrid apenas creó peligro hasta los últimos 20 minutos y porque el Valencia redujo su producción ofensiva a un gol en forma de regalo y a un postrero tiro al palo.
La nueva apuesta dibuja un escenario diferente para los actores del plantel vigués. Toni ha pasado de la titularidad a verse en la grada dos partidos seguidos, Aurtenetxe se ha convertido en un asiduo del banquillo, y David Costas ha visto menguadas sus participaciones con respecto a su irrupción en el equipo. Los únicos que mantienen el protagonismo desde el minuto cero son Hugo Mallo y Fontás.
El reto ahora es que Luis Enrique pueda mantener la idea y el cuarteto en un futuro inmediato, dotándola de una continuidad que no ha tenido la zaga a lo largo de la primera vuelta. También que la apuesta sea válida para medirse a equipos menos protagonistas como el Espanyol. El termómetro definitivo para medir la solvencia.
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