Torrecilla no atina en enero


Foto: EFE
A Miguel Torrecilla no le gusta el mercado de enero. Él mismo lo ha reconocido en más de una ocasión. 'El mercado de los descontentos', le llama. Un mes en el que buscan un nuevo destino jugadores que apenas cuentan con minutos o que, por alguna otra razón, no se encuentran cómodos en su club de pertenencia. El director deportivo del Celta considera que no es el momento ideal para reforzar a un equipo y los hechos parecen darle la razón. No en vano, ninguno de los cinco fichajes que ha realizado en estas fechas desde que llegó al club vigués ofreció el rendimiento deseado.

El Celta no se ha prodigado en exceso en el mercado de invierno desde que Torrecilla es su máximo responsable deportivo. El charro cumple su quinta campaña en la entidad y en dos de las cuatro últimas temporadas (2010/2011 y 2011/2012) no reforzó al conjunto celeste en enero. Sí lo hizo en su primer año en Vigo y también en el último. En la campaña 2009/2010, el equipo que por aquel entonces dirigía Eusebio Sacristán llegó al mes de enero a un paso de los puestos de descenso a Segunda B y con serios problemas para hacer gol. El club trató de remediar tal carencia dando la baja al brasileño Arthuro y fichando en su lugar al argentino Gastón Cellerino y al griego Dimitrios Papadopoulos, campeón de la Eurocopa de 2004 con la selección helena. Ambos iban a 'solucionar' los problemas de cara al gol del Celta, llegó a asegurar Miguel Torrecilla. No fue así. 

Papadopulos jugó 14 partidos hasta final de curso y no marcó ni un tanto. Cellerino participó en 12 encuentros, firmó una diana y ni siquiera se puede asegurar que el gol fuese realmente suyo, ya que se produjo tras una disputa con un jugador del Rayo en la que no quedó claro quién tocó el balón.

El argentino regresó al Livorno, su club de pertenencia, al término de su cesión, mientras que el griego permaneció año y medio más en Vigo. No llegó a marcar ningún gol en 26 partidos oficiales de celeste.

Tras dejar pasar los meses de enero de 2011 y 2012 sin reforzar al equipo, el Celta volvió a recurrir al mercado de invierno el curso pasado ante los problemas que evidenciaba el conjunto dirigido todavía por Paco Herrera para alejarse de la zona de descenso. Se incorporaron al equipo Demidov, Pranjic y Orellana. El central noruego jugó trece partidos con el Celta (doce de Liga y uno de Copa) y no fue, ni mucho menos, la solución a los problemas defensivos del equipo. Únicamente fue capaz de ganar un partido con la casaca celeste, ante el Granada (2-1) en el debut de Abel Resino, y desapareció de las alineaciones desde la 30ª jornada.

Pranjic llegó a Vigo cedido por el Sporting de Lisboa y avalado por una notable trayectoria en la selección croata –con la que es más que probable que dispute el Mundial de Brasil– y en clubes como el Bayern Múnich, con el que alcanzó dos finales de la 'Champions'. Sin embargo, todavía está por aclarar para qué lo fichó el Celta. En los últimos años ha actuado como lateral izquierdo, posición que aquí estaba bien cubierta por Roberto Lago, lo que le llevó a jugar en el centro del campo, donde su rendimiento en los diez partidos que disputó (sólo cuatro como titular) nunca fue satisfactorio.

El tercer fichaje, a falta de escasos minutos para que se cerrase el mercado de invierno, fue el de Fabián Orellana, que regresaba a Vigo tras seis meses en el Granada a cambio de 1,2 millones de euros. Sobre el chileno se habían depositado muchas experanzas, pero no fue el mismo del año del ascenso. De hecho, acabó perdiendo incluso la titularidad. Jugó 14 partidos en total, siete desde el inicio, y no marcó ningún gol.

Un mercado poco propicio

Sea como fuere, el deficiente rendimiento de la mayoría de los fichajes de enero no se debe únicamente al criterio de Torrecilla. Es algo habitual, en el Celta y en el resto de equipos. Basta con echar la vista atrás para comprobar los errores cometidos por el club vigués en épocas anteriores, mucho más numerosos que los aciertos. Por ejemplo, en el mercado de invierno de 2008 llegó el portero Luis García, que se marchó sin haber disputado ni un solo minuto en partido oficial con el Celta. En 2007, la entidad celeste reforzó su lateral izquierdo con el portugués Miguel Areias, que sólo jugó un partido hasta final de curso. Y antes hubo otras experiencias poco afortunadas como las de Pinilla (2005) o Hoogendorp y Belmadi (2000). Pero también aciertos, como los fichajes de Berizzo en 2001, Méndez o 2002 y Ángel López en 2003, que permanecerían cuatro años y medio cada uno en el club. O el de Mido, aunque el egipcio llegó en marzo de 2003 ocupando la ficha del lesionado Méndez. 

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