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Foto: Jorge Landín |
Pagar un abono o una entrada para que tres meses después del comienzo liguero no hayas conseguido ver ganar en directo a tu equipo, harta a cualquiera. Eso sucedió con un sector de la grada de Balaídos que el sábado pitó a los suyos a la conclusión del partido ante el Rayo, centrando sus iras en los últimos minutos del encuentro fundamentalmente en Toni.
Los números en casa de los de Luis Enrique, que aunque ha tardado ya reconoce un bloqueo de los suyos como locales, son una pesadilla. Siete partidos disputados y sólo 3 empates. De 21 puntos en juego sólo han sumado tres. Les salva la buena trayectoria como visitantes para estar fuera del descenso, aunque tonteando con él.
La paciencia del aficionado, que en un número superior a los 20.000 asiste cada semana al estadio, parece comenzar a tener un límite. Luis Enrique lo entiende, pero no lo comparte: “Los jugadores tienen que saber que esta es una profesión maravillosa pero que el espectador puede mostrar su disconformidad. Yo he sido muy buen jugador y me han silbado muchas veces. No pasa nada. Sigo mostrando confianza en mis jugadores”.
Y da un toque a su afición: “Claramente que esto suceda en casa no ayuda al jugador pero forma parte de su crecimiento. Para el futuro, entiendo que es mejor que no se produzca. Los que silban son una minoría y los respetamos pero ayudan más los que cantan y animan. Esa es la mentalidad con la que creo que el Celta puede salir de esta situación”.
Augusto Fernández, en Radio MARCA, intenta ver el vaso medio lleno: “No podemos obsesionarnos con lo que nos pasa en Balaídos. Hay que trabajar más que nunca, el doble de lo que lo estamos haciendo. Estoy seguro que lo vamos a sacar. Lo malo son los puntos que vamos dejando en el camino. Lo peor que nos puede pasar es que esto se transforme en una obsesión”.
El argentino, de lo poco salvable ante el Rayo, insiste en positivizar: “No podemos cargar la mochila con preocupaciones que, a la larga, te perjudican. Tenemos que aprovechar que jugamos en casa con nuestra gente, que siempre nos ha apoyado. Si no fuese optimista me quedaba en casa y dejaba de jugar al fútbol”.
Entiende los silbidos del público: “Los entiendo. A nuestra gente no le podemos reclamar nada. Han estado siempre, en las malas y en las buenas. Entendemos la situación y que les duela que no ganemos en casa. Les puedo garantizar que vamos a trabajar mucho para darles alegrías”.
Los dos próximos partidos en Balaídos, antes de llegar al parón navideño, serán nuevamente ante rivales directos como el Almería y Osasuna.
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