Al alza


LOF

Este Celta empieza a enamorar. Le ha venido bien el parón. Ha confiado en su idea original aderezándola con pequeños matices y los resultados empiezan a florecer. Faltó fortuna ante el Levante y sobró rival ante el Barcelona. Andalucía, en cambio, fue generosa en sus dos recibimientos. Se mantiene el embrujo. Tercer triunfo de la temporada, tercero fuera de casa y tercero al calor del sur. Éste, más exigente que el de la Rosaleda, ofreció la imagen más seria de un equipo que se comportó como tal. Compacto atrás y peligroso adelante. Inteligente para explotar sus virtudes y atacar los defectos del rival. Partido notable y victoria justa. La máquina empieza a funcionar.
   
Desde el primer momento, Luis Enrique entendió las fortalezas y debilidades de su enemigo. El Sevilla es un equipo veloz y vertical en fase ofensiva, pero que tiende a partirse continuamente cuando el balón viaja hacia su área. Ordenó la presión arriba y el dominio del esférico. Con superioridad numérica en la cocina futbolística, sólo hubo un dueño durante los primeros 45 minutos. Cualquier pérdida, susceptible de contraataque mortal, solía morir a los pies de Oubiña. Cuando el capitán era superado, ahí estaba la retaguardia, dirigida por un Fontás a un nivel sobresaliente, en línea con sus últimas actuaciones.
   
A la primera parte sólo le faltó el gol. Augusto, el mejor sobre el verde, funcionó en el centro del campo. Omnipresente durante los 90 minutos, estuvo a punto de batir a Beto nada más empezar, y sirvió en bandeja un gol que un desafortunado Charles, quizás la nota más negativa del partido, no supo convertir. Fue víctima también de la incoherencia arbitral, derivada de la estúpida e incomprensible inmunidad de la que gozan los porteros. Beto cometió un penalti clamoroso sobre él, tan claro como aquel de Herrerín en San Mamés. No tuvo castigo, al contrario que la acción del pasado martes entre Valdés y Charles. El mínimo contacto con el portero supone infracción. En cambio, que el guardameta arrolle al delantero en cualquier salida por alto esta permitido. Cosas del fútbol.
   
El segundo tiempo arrancó a las mil maravillas. El gol apareció donde menos se buscó. El regalo de Beto a Álex López, que además de otro buen partido volvió a encontrar portería -y ya van cuatro-, benefició al Celta, pero exigió la reacción hispalense. Fueron los peores minutos de los celestes, achuchados por un adversario que se encontró con el palo y con la rutinaria parada de Yoel, de nuevo salvador. El sufrimiento duró hasta que al Sevilla se le acabó la gasolina. El partido se durmió en los instantes finales y la victoria no peligró.
   
9 puntos lleva el Celta fuera de casa, sólo 1 menos que los conseguidos durante toda la temporada pasada a domicilio. Influye y mucho la mentalidad con la que se afrontan los partidos, siempre disputados gracias a un carácter ganador transmitido desde el banquillo. La asignatura pendiente es Balaídos. El calendario depara tres duelos directos en la ribera del Lagares que exigen triunfos: Rayo, Almería y Osasuna. Conseguirlos supondría el despegue definitivo de un equipo al alza, cada vez más identificado con una idea y un estilo que por fin parecen arrancar. Que el ritmo no pare.

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