Temporada 1995/1996. Octava jornada. El Celta, tras un inicio de liga nefasto -hay que remontarse hasta aquel momento, con cinco puntos a estas alturas, para encontrar un comienzo peor que el actual-, decidía dar el paso de buscar relevo en el banquillo. Fernando Castro Santos cogía el testigo de Carlos Aimar y el equipo salvaba finalmente la categoría. Ocho partidos disputados, los mismos que ha jugado este Celta, fueron suficientes para la destitución. Varios jugadores de aquella plantilla, sin embargo, coinciden en que, más allá de la similitud de las cifras, son situaciones diferentes y la solución ahora no pasa por cesar a Luis Enrique.
«En la jornada ocho siempre es prematuro un cambio de entrenador, y más si se trata de un proyecto nuevo», sintetiza Juan Sánchez una idea que comparte Rafa Berges. «Se ha empezado algo desde cero, con una idea de juego distinta. Cualquier planteamiento que incluya discutir la figura de Luis Enrique lo veo fuera de lugar en este momento», afirma tajante el cordobés.
Recuerdan que aquella campaña 1995/1996 era la segunda para Aimar, que ya había tenido problemas para salvar a los vigueses el año anterior y que no apuntaba a estar en condiciones de mejorar sus números. «A él ya se le conocía, mientras que Luis Enrique lleva poco. Son casos diferentes, más allá de que el momento coincida», insiste Sánchez.
En la misma línea, Srdjan Bajcetic tampoco es partidario de plantearse un reemplazo al frente del Celta. «Es un equipo con futbolistas nuevos y un estilo de juego al que todos tienen que irse adaptándose poco a poco. Hay que dejarles tiempo», pide. Hace 18 años, como jugador, lo vivió de forma diferente. «Es cierto que resultó bien. La llegada de Castro Santos nos dio un empujón anímico y el efecto fue inmediato, ganando 4-0 en su debut», relata. Sánchez reconoce también que «a veces, el cambio surte efecto, pero no es ninguna garantía e influye mucho la suerte».
Patxi Salinas va más allá: opina que también entonces fue precipitado el relevo y recuerda que, aunque consiguieron la permanencia, «no fue sin apuros». «Aimar dio mucho a aquel equipo y yo hubiera confiado en él. A los que no nos salían las cosas era a los jugadores, de esas veces que quieres, pero no puedes. Señalar al técnico es lo más fácil, pero no siempre lo correcto», valora el exfutbolista, y hoy entrenador. Y sostiene que tampoco ahora hay que mirar en esa dirección. «Hace tres semanas Luis Enrique era un crack y ahora se le crucifica. Es un error», lamenta.
Juventud y margen de mejora
Si por algo se caracteriza este Celta -a diferencia con el del 95-, recalcan, es en la juventud del proyecto y de sus integrantes. «Tienen algo muy bueno, que es la apuesta por la cantera. Siempre cuesta gestionarlo al principio, pero hay plantilla para salvarse», dice Sánchez. Salinas añade que «se ha pasado de pedir protagonismo de la cantera a criticar a algunos de sus futbolistas. Si la apuesta de Getafe hubiera resultado, se hablaría del milagro de Luis Enrique. Y está claro que no siempre pueden salir las cosas».
Bajcetic cree que la clave futura está en que los jugadores más inexpertos se vayan «soltando» hasta ser «más atrevidos». Berges recuerda que, en su caso, tres años más tarde se clasificaron para la UEFA. «El único secreto es el tiempo para conjugar todos los factores, sin necesidad de relevo en el banquillo», finaliza.
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