Los favoritos de Luis Enrique


Foto: Jose Lores
"No han sido cambios al azar. Este proyecto tenemos que sacarlo adelante entre todos, no con once jugadores. Estoy convencido de que es así y lo volvería a hacer". Con este argumento justificaba Luis Enrique su vuelta de calcetín al once en Getafe y enviaba un motivador mensaje a sus futbolistas: en mi equipo todos cuentan. La realidad, sin embargo, ha desmontado tan diplomático razonamiento. En el Celta, como en todos los equipos, la confianza "va por barrios".

Un simple vistazo a las estadísticas basta para confirmar que existe una clara jerarquía en el orden de preferencias del técnico que varía, en mayor o menor medida, en función del momento de forma, el reparto del esfuerzo o las características del rival. En el Celta, el grado de confianza puede medirse en tres grupos: intocables, secundarios y testimoniales.

La portería
Entre los imprescindibles sobresale, por motivos evidentes que afectan a la propia posición, Yoel Rodríguez, el único futbolista del plantel que ha disputado los ocho partidos completos. El arquero vigués es hasta el momento el futbolista más valioso del Celta (sus paradas han sido claves en 4 de los 6 puntos conseguidos) y no ha tardado más que un par de partidos en despejar cualquier duda sobre su aptitud para defender la portería celeste en Primera División.

La defensa
Cuatro jugadores de campo han tenido mayor protagonismo que el resto y tres de ellos son defensas. Se trata de Hugo Mallo, al que la grave lesión sufrida el pasado curso no ha pasado factura visible, el catalán Andreu Fontás, a quien Luis Enrique ha alternado con buenas prestaciones en las posiciones de defensa central y medio centro defensivo, y Toni, a quien el asturiano rescató de la marginación para convertirlo en su lateral izquierdo titular. A estos tres nombres hay que añadir un cuarto, el del juvenil David Costas, al que Luis Enrique ha ido dando galones y que no ha tardado en desplazar de la titularidad a hombres más experimentados como el argentino Gustavo Cabral, hoy por hoy con un rol secundario; y no digamos ya a Jonathan Vila, el único futbolista de campo que aún no ha debutado, condenado al ostracismo por Luis Enrique.

Entre los actores de reparto está también Jon Aurtenetxe, que ha sido titular como central izquierdo cuando Fontás ha jugado en medio campo y como lateral zurdo cuando ha descansado Toni. Con presencia testimonial están Carlos Bellvís, la segunda opción del asturiano para los dos flancos de la retaguardia, y Jony, un canterano prometedor al que el técnico no ha prestado atención más que cuando no ha tenido otro remedio.

El medio campo
El centrocampista más utilizado por Luis Enrique es Álex López, un jugador del que se esperan grandes cosas pero que no acaba de dar su mejor nivel en Primera División. El ferrolano ha sido titular en todos los encuentros, salvo en Getafe, a pesar de que su rendimiento ha ido decreciendo. No menos intocable para el asturiano es Rafinha, aunque el hijo de Mazinho, al que el técnico ha probado en diversas posiciones sin dar todavía con la ideal, ha salido, por cuestiones puramente físicas, desde el banquillo en un par de encuentros.

En el siguiente nivel de confianza se encuentra Borja Oubiña, imprescindible para todos los técnicos anteriores, al que Luis Enrique sentó por sorpresa frente al Villarreal y, detrás del capitán, como número doce del equipo, Michael Krohn-Dehli, que ha pasado de titular a revulsivo. En un tercer escalón, de momento con poca presencia, se encuentra Levy Madinda.

La delantera
Charles Dias es el punta que ha tenido mayor protagonismo. El brasileño ha disputado todos los encuentros, salvo en Getafe, aunque no ha concluido completos todos ellos. Algo menos han participado el argentino Augusto, también titularísimo, y el andaluz Nolito, que ha sido suplente en un par de ocasiones y suele ser el primer cambio del técnico.

A continuación se encuentra el jovencísimo Santi Mina, cuyo protagonismo crece con el paso de los partidos y que no ha tardado en eclipsar segundas opciones de ataque como las de David Rodríguez y Fabián Orellana, cada vez más difuminadas.

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