Paradas imposibles sin recompensa


Foto: RCCV
Yoel tuvo otra gran tarde, como ya había hecho ante Betis o Villarreal, pero en esta ocasión, a diferencia de aquellos partidos, su esfuerzo fue baldío. En Sevilla, Yoel llegó a todos los balones menos uno, suficiente para que el Celta lograse los tres puntos gracias a los goles de Nolito y Charles, y ante el Villarreal, sus paradas mantuvieron vivo al equipo hasta el último segundo y dieron un punto que fue mucho más de lo que mereció el Celta en un mal partido de los de Luis Enrique ante un "submarino amarillo" claramente superior en aquel encuentro. 

Ayer, sin embargo, no fue suficiente con que Yoel detuviese un penalty y el posterior rechace volando hacia el remate de David Villa, ni las acometidas de Diego Costa o Mario Suárez. Nada de eso sirvió porque acabó encajando dos goles y el Celta solo fue capaz de encajar uno. Una fea sensación con la que se debió de marchar para casa después de hacer un gran trabajo, pero sin la recompensa colectiva de triunfo o, al menos, el empate, que en las actuales circunstancias sabría a gloria. 

A Yoel tenemos que pedirle lo que dio ayer. Es un portero con carencias en otros aspectos, algunos fundamentales. Es timorato en el juego aéreo, no es valiente en las salidas, como demuestra en cada partido y especialmente en Getafe, pero ha demostrado una agilidad felina que mejora con el paso de los días y con la confianza que le está dando Luis Enrique. Ayer mantuvo vivo al Celta durante gran parte de la primera mitad, y gracias a sus intervenciones los vigueses llegaron con opciones a la recta final del encuentro. Si se hubiese logrado algo en el último tramo de partido, gran parte de ese mérito habría sido suyo, aunque el gol lo hubiese marcado Santi Mina. 

Se espera que mejore en esos aspectos en los que falla, comunes a otros porteros, pero mejorables en todo caso. No siempre tiene tardes, noches o mañanas inspiradas. No siempre está a este nivel, y cuando sus errores afloran se notan más sus fallos. Por eso es bueno aprovechar esos días en los que parece tener un imán para sacar algo positivo. Ayer realizó un gran partido, repleto de paradas imposibles sin premio alguno. Una pena.  Todo no lo puede hacer. 

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