De las ilusiones a las dudas


Foto: Marta G. Brea
"El oficio de entrenador es el mejor del mundo, lástima que haya partidos". La frase es del sueco Nils Liedholm, que entrenó al AS Roma en cuatro etapas diferentes, entre 1973 y 1997. Por el banquillo del conjunto romano también pasó Luis Enrique Martínez, quien el 18 de junio fue presentado como nuevo técnico del Celta. El asturiano podría asumir perfectamente las palabras de Liedholm, pues en los cien días que lleva en Vigo solamente le han fallado los resultados de su equipo, suscitando dudas sobre el sistema táctico que trata de imponer.

Por ello, el conjunto celeste no acaba de arrancar en la Liga después de celebrarse siete jornadas, casi una quinta parte del campeonato, en las que ha sumado 6 puntos de 21 posibles. Comenzó bien el curso oficial el Celta pero la repetición de resultados negativos -cinco jornadas sin vencer y tres sin marcar, aparte de no haber ganado en casa todavía- lo ha envuelto en la confusión. Las ilusiones por un proyecto que nacía tras salvar la categoría in extremis se han transformado en dudas; y todo ello ha ocurrido en un intervalo de tres meses.

Sensaciones

La situación del Celta en la clasificación (14º) no debe preocupar por el momento. Como dijo Luis Enrique la víspera del partido ante el Elche: "Ojalá acabásemos la temporada en esa posición". Al día siguiente, su equipo perdió ante el Elche (0-1), un recién ascendido que llevaba veinticuatro años sin ganar un partido en Primera División. El tropiezo en sí supone un revés más en una competición larga y cambiante, y no debería causar preocupación Sí provoca dudas la sensación de inconsistencia que dejó el juego del equipo ante un rival de su mismo nivel, cuyo máximo objetivo es la permanencia en la categoría. Sin apenas crear peligro, el Celta se dejó sorprender en un contraataque y careció de poder de reacción en la media hora final. Este mal encuentro llegada después de una pésima actuación en Getafe.

sistema

"Mi objetivo no deja de ser que el equipo defienda y ataque lo mejor posible y que todo ello se refrende con resultados. No tengo ninguna duda de que así será", proclamaba Luis Enrique Martínez el día de su presentación en Balaídos como entrenador del Celta al menos durante dos temporadas. Discípulo del holandés Louis Van Gaal -con el que coincidió como jugador en el Barcelona-, el técnico asturiano ha dotado a su equipo de una serie de automatismos de juego que solamente dejaron buenas sensaciones en las primeras jornadas de Liga. La única victoria, sin embargo, llegó en el Benito Villamarín ante un Betis que llevó la iniciativa y se vio sorprendido por los contraataques célticos.

Los rivales han descifrado la pizarra de Luis Enrique: tapan la salida del balón al mediocentro para dejar que la jugada la inicien los centrales para los laterales avanzados, ante la imposibilidad de que sus compañeros del centro del campo puedan romper la vigilancia a la que son sometidos. Sin hallar espacios por el centro, el juego del Celta ha acabado reduciéndose a los centros desde la banda que casi nunca encuentran rematadores, mientras que a su segunda línea le cierran el paso para que no llegue a los rechaces. Demasiado previsible resulta el juego de los célticos, por lo que ahora apenas originan ocasiones de gol. El último tanto lo logró Santi Mina en el nuevo San Mamés. 281 minutos de juego han transcurrido desde entonces sin celebrar un gol.

rotaciones

Luis Enrique le concede una gran importancia al trabajo durante la semana. "Un equipo juega como entrena" , es la máxima que el técnico asturiano aplica en una plantilla en la que una buena actuación en un partido no garantiza la titularidad en el siguiente. Así, en la lista de convocados se producen continuas rotaciones, que llevan a un futbolista de la titularidad a la grada en una semana. Ha pasada ya en varias ocasiones. La pasada semana, con tres partidos en siete días, el baile de jugadores fue total. Así, en Getafe hubo siete novedades con respecto al compromiso contra el Villarreal, las mismas que presentó el equipo gallego ante el Elche. Por ello, el Celta continúa sin perfilar un once. "Es el Celta siempre", zanja Luis Enrique cuando se le pregunta por los cambios.

Primeros silbidos

La afición, que se muestra entregada al equipo, ha comenzado a cuestionar la labor del técnico, que al finalizar el encuentro ante el Elche fue despedido con algunos silbidos. Los seguidores, que la temporada pasada llevaron en volandas al equipo hacia una salvación casi imposible, encuentran ahora más dificultades para seguir a diario el trabajo del equipo. Luis Enrique ha multiplicado el número de entrenamientos a puerta cerrada. Al menos dos jornadas a la semana se cierran las puertas de A Madroa o de Balaídos para el público. El técnico asturiano quiere trabajar la estrategia sin intrusos. Por el momento, no ha dado sus frutos toda esa dedicación a preparar jugadas a balón parado a favor o en contra. Es más, el equipo mantiene las mismas dificultades que en años anteriores. En Getafe, dos saques de esquina se convirtieron en goles en su contra. De la ilusión en verano por el proyecto de Luis Enrique se ha pasado a las dudas.

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