Cuando las cosas salen bien, está. Y cuando las cosas no salen bien, también está. El argentino tiene un nivel competitivo que se echa de menos, en muchas ocasiones, en el resto de la plantilla.
No fue su mejor partido, como no fue el mejor partido de ninguno de sus compañeros. Pero su fe en la presión ocasionó más de un problema a la defensa blaugrana en los mejores minutos del conjunto celeste.
Los culés sintieron siempre la presencia de Augusto en sus cercanías. Aunque cuando tuvo el balón, no pareció tan cómodo como en el partido ante el Málaga. Su banda, que tanto le gusta, tendía a desconectarlo un tanto del juego, pero él siempre insistió en ir a buscarlo, ya fuese con posesión celeste o con el balón en los pies de los barcelonistas. Le faltó la llegada que sí lució en la anterior jornada, pero no fue por dejar de intentarlo.
Borja Barreira / Atlántico Diario
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