Sin puntería no hay paraíso


Foto: Ricardo Grobas
El Celta no acaba de arrancar en Balaídos, donde contabiliza un par de empates en sus dos primeras apariciones en lo que va de Liga. El conjunto celeste dejó escapar dos puntos cuando tenía el marcador a favor ante un Granada que apenas inquietó a Yoel. La falta de puntería dejó a los célticos sin el premio de liderar provisionalmente la Liga en Primera División y poder afrontar con mayor tranquilidad las dos semanas sin competición que se inician por los compromisos de las selecciones nacionales. Charles y Alex, éste con dos lanzamientos a los postes de la portería de Roberto, desperdiciaron claras ocasiones para dejar sentenciado un partido que el Celta dominó con autoridad y buen juego hasta que Piti marcó a la hora de partido después de que Rafinha firmase su primer tanto como celeste. Sin puntería no hay paraíso. De un posible pleno de nueve puntos en tres jornadas, el Celta ha de conformarse con algo más de la mitad.

Revolución en la defensa

El equipo vigués ofreció una buena imagen, a pesar de los cambios que Luis Enrique introdujo en el once. El técnico tenía que buscar sustituto para el sancionado Oubiña y aprovechó la ocasión para revolucionar la defensa. Fontás jugó como mediocentro y su vacante en la zaga la ocupó el debutante Aurtenetxe, que formó pareja con el juvenil David Costas, una de las joyas de A Madroa. Perfecta estuvo la retaguardia, a pesar de que el mayor del cuarteto era Toni, con 23 años de edad.

Irrupción de rafinha

Otra novedad en el once fue la titularidad de Rafinha Alcántara. El hijo de Mazinho se situó en la línea de cuatro que los célticos montaron entre el mediocentro y Charles, en la punta del ataque. Luis Enrique apostaba por un 4-1-4-1. Rafinha, que había sido suplente en los dos anteriores citas, tuvo una aparición estelar ayer: antes de cumplirse la primera media hora de juego aprovechaba un centro de Augusto para superar al meta del Granada. Era su primer gol en Balaídos e iba dedicado a la familia. Era en la portería de Gol, por donde de pequeño correteaba junto a su hermano Thiago.

juego pausado

Con Rafinha en el campo, el Celta se adueñó del balón, que movió de manera pausada para aproximarse a la portería rival, con muchas combinaciones. La banda izquierda adquirió mayor protagonismo en la primera mitad, en la que el Granada se vio sorprendido por la presión del rival. El Celta ponía una marcha más cuando quería recuperar la pelota y bajaba las revoluciones para atacar. Es lo que ha aprendido Luis Enrique en el Barça.

Alex y los postes

Los célticos pudieron marcar el segundo tanto a los 34 minutos, pero el lanzamiento de Alex se estrelló en el poste de la portería de Roberto, que en la segunda mitad también vio cómo el palo repelía otro derechazo del centrocampista ferrolano después de que empatase el Granada. Alex se encontró cómodo en la línea de cuatro que se situó por detrás de Charles.

Charles se quedó sin anotar

El atacante hispanobrasileño no pudo mantener el buen arranque de campeonato que le llevó a marcar en las dos primeras jornadas, ante el Espanyol y el Betis. Ayer le falló la puntería al exjugador del Almería, que tuvo tres clarísimas ocasiones para engordar su cuenta goleadora. Las asistencias de Augusto, en dos ocasiones, y de Hugo Mallo las mandó fuera Charles. Lo mismo le ocurrió a Alex, que solo ante Roberto, lanzó alto tras recibir de Nolito tras el descanso.

sin pólvora

Hasta cuatro ocasiones claras de gol desperdició el Celta en el inicio de la segunda mitad. La falta de efectividad dio vida al rival, que a la hora de juego aprovechó una contra por la derecha, el balón le llegó a Piti que desde la izquierda batió a Yoel con un tiro cruzado. Toni, muy activo en ataque, no pudo impedir el latigazo del exrayista, que con su primer tanto con el Granada evitó el triunfo que el Celta se había merecido por juego y ocasiones. Pero sin puntería no hay paraíso.

Jaime Conde / Faro de Vigo

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