Luis Enrique anda en la búsqueda del cóctel perfecto, ese
capaz de aunar buen juego y victorias, de mezclar lo bello con lo pragmático.
Se acercó a orillas del Atlántico, entre los muros de un viejo Balaídos que no
supo rematar a un Espanyol inferior e indultó a un Granada totalmente maniatado.
Mayor suerte tuvo en Heliópolis, donde el marcador sí sonrío pese a un fútbol
más austero. Así, tras tropezar en la Nueva Catedral, el objetivo es cocinar el
plato soñado ante un Villarreal en carrera. Los amarillos llegan lanzados, solamente
frenados tímidamente por un Real Madrid que arañó un punto en el bombardeo del
Madrigal. El resto de encuentros se cuentan por victorias para un recién
ascendido configurado para metas mayores que la permanencia. Su fútbol vertical
y eléctrico amenaza a un Celta que inspira respeto arriba y desconfianza atrás.
Mantener la frescura en ataque y multiplicar la solidez defensiva es
combinación obligada para derrocar al potente submarino.
El del Villarreal
será el primero de los tres partidos que los célticos disputarán en espacio de
una semana. Por ello, Luis Enrique anunció rotaciones que otorguen refresco a
sus futbolistas más castigados. El capitán Borja Oubiña podría ser uno de los
sacrificados y ceder su sitio en el pivote a Andreu Fontás. El catalán,
excesivamente fallón en Bilbao, dejaría su puesto en el centro de la zaga a un
Aurtenetxe más capacitado para lidiar con la velocidad de la delantera amarilla.
Parece la única modificación posible en un once definido en su práctica
totalidad.
Yoel, indiscutible
de momento, actuará bajo palos escoltado por una defensa de cuatro hombres
formada por Hugo Mallo, David Costas, Aurtenetxe y Toni. Fontás será el vértice
inferior de un triángulo invertido en el que Álex López y Rafinha ocuparán los
interiores. Arriba, Augusto Fernández y Nolito se repartirán los costados a
ambos lados del goleador celeste, Charles Días.
En el camarote del
submarino tampoco hay demasiadas dudas. Pese a ser un recién ascendido, los
amarillos aventajan a varios equipos en lo que a identidad se refiere. Los de
Marcelino García Toral juegan de memoria. Saben cómo, cuándo, dónde y con qué.
Viven de un fútbol a todo gas, sostenido en el fútbol de los Bruno, Trigueros y
Cani y en la velocidad de Giovanni, Pereira o Aquino. Tienen clara su idea y la
aplican con éxito, como se pudo comprobar en las jornadas precedentes.
En Balaídos no
variarán un ápice su propuesta. Salvo sorpresa mayúscula, Asenjo estará en
portería con una defensa de cuatro compuesta por Mario, Musacchio, Dorado y
Costa. Bruno Soriano y Trigueros llevarán la manija del centro del campo con la
velocidad de Aquino en derecha y la magia de Cani en izquierda. Arriba,
Giovanni Dos Santos y el vigués Jonathan Pereira formarán pareja de diabluras
sobre el césped del vetusto estadio olívico.
El andaluz Pérez Montero impondrá la objetividad en un choque que a buen seguro llamará al ojo del espectador neutral. Celestes y amarillos destacan por su idea atrevida y generosa con el balón, por lo que el espectáculo está garantizado. El Celta busca unir a su buen hacer balompédico la complicidad del electrónico y así iniciar con éxito una semana que dibujará su futuro a medio plazo. Para ello, deberá superar la amenaza submarina, encaminada desde el arranque a convertirse en el batiscafo revelación del océano.

El andaluz Pérez Montero impondrá la objetividad en un choque que a buen seguro llamará al ojo del espectador neutral. Celestes y amarillos destacan por su idea atrevida y generosa con el balón, por lo que el espectáculo está garantizado. El Celta busca unir a su buen hacer balompédico la complicidad del electrónico y así iniciar con éxito una semana que dibujará su futuro a medio plazo. Para ello, deberá superar la amenaza submarina, encaminada desde el arranque a convertirse en el batiscafo revelación del océano.

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