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RICARDO GROBAS |
Rojiblanco y celeste se han cruzado en tierras vascas casi en
medio centenar de ocasiones. Siempre en el viejo San Mamés, en la antigua
Catedral, en un templo del fútbol nacional que yace hoy hecho escombros, pero
que continúa erguido en la memoria de los más nostálgicos. Su espíritu, su
aroma a césped, se traslada ahora unos metros, a las gradas de la nueva casa
del Athletic Club de Bilbao. El Celta, como diría el propio Luis Enrique, tiene
el privilegio de inaugurar un coliseo mítico por el simple recuerdo de lo que
fue su predecesor. Privilegio y responsabilidad a partes iguales. Abandonar la
posible etiqueta de sparring y
amargar su noche a los leones es lo que se exigen los celestes. Serviría para
confirmar el buen hacer a domicilio y coronar un notable comienzo de liga. Los
vigueses tienen claro que no quieren ser un mero espectador de la puesta de largo
en el nuevo estadio. Desean emborronar la primera página del libro de historia
del nuevo San Mamés.
Para ello, Luis
Enrique se ha llevado a Bilbao a 19 futbolistas, entre los que destaca la
presencia de Fabián Orellana. Con la evidente carencia de recursos ofensivos en
el banquillo, el chileno será junto a David Rodríguez y Santi Mina, que estrena
convocatoria con el primer equipo esta temporada, las balas del técnico
asturiano en la recámara. El entrenador celeste también recupera a Borja
Oubiña, ausente ante el Granada por sanción, pero pierde a Aurtenetxe, que no
puede jugar por impedimento legal, y Krohn-Dehli, lesionado durante la semana.
La principal duda
en el once está en el eje de la zaga, donde Gustavo Cabral y el joven David
Costas se disputan un puesto. Lo demás parece bastante claro. Yoel formará en
portería, con una línea defensiva de cuatro hombres completada por Hugo Mallo,
Fontás y Toni. Oubiña, Álex López y Rafinha ocuparán el centro del campo,
dejando la zona de ataque para el tridente compuesto por Augusto Fernández,
Nolito y Charles Días.
Por su parte, el
Athletic vive el encuentro de una forma más especial si cabe. Ilusionado por el
cambio de residencia, pero también algo presionado por comenzar su nueva
andadura con victoria. Algo más de 10.000 aficionados se dieron cita el pasado
jueves en el entrenamiento a puerta abierta y es de esperar que el coliseo
bilbaíno, todavía con un fondo por terminar, presente un lleno absoluto ante el
Celta. Para afrontar el encuentro, Ernesto Valverde no podrá contar con Balenziaga,
Kike Sola y Borja Ekiza, todos ellos con problemas físicos. Saborit y Albizua han
sido los descartes del técnico para un choque en el que las principales
novedades pueden ser la inclusión de Mikel Rico en el pivote y el
desplazamiento de Aymeric Laporte al lateral izquierdo.
Así pues, los
leones formarían de inicio con Herrerín en portería y una defensa de cuatro con
Iraola, San José, Gurpegui y Laporte. Mikel Rico, la contención y Beñat, la
creación. La zona de tres cuartos es cosa de Susaeta, Herrera e Iker Muniain.
Arriba, fuera Llorente y lesionado Kike Sola, Aritz Aduriz es la indiscutible referencia
ofensiva.
Gil Manzano, el
árbitro de los penaltis en Mallorca, será el encargado de dar inicio al primer
capítulo de historia de la nueva Catedral. Una historia que se inicia con el
Celta sobre el césped. A eso de la medianoche se sabrá si los de Luis Enrique fueron
el invitado ideal de la fiesta rojiblanca o consiguieron boicotear la
inauguración de un nuevo templo que nace acogiendo un partido con un delicioso
sabor añejo.
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