Una (i)lógica (des)ilusión


Foto: @LUISENRIQUE21

No queda casi nada para que arranque este Celta 2013/2014. A priori, ante un rival asequible y que trae buenos recuerdos como el Espanyol y en Balaídos. Visto desde  fuera, lo lógico sería que hubiese muchísima ilusión por ver el proyecto que lidera Luis Enrique. Un técnico de relumbrón con el que se da continuación a una política de cantera que fue determinante para evitar primero el descenso a Segunda B, luego para lograr el ascenso y finalmente para conseguir la permanencia. De los futbolistas que continúan en las categorías inferiores más de uno ha dado muestras de una calidad y un futuro tan esperanzadores que casi asustan. En una pretemporada en la que muchos han tenido su oportunidad. A priori, los años venideros prometen muchas alegrías en Vigo. Sin embargo, como de costumbre, de momento las alegrías no son tales. Y dentro del celtismo se está fraguando una suerte de guerra civil alrededor de la figura de su entrenador con Túñez como chispa detonante. ¿Cómo puede ser que desde que a principios de junio Luis Enrique fichase por el Celta hasta ahora haya cambiado tanto el panorama?

Por un lado, se sitúan los más críticos. Los que comenzaron a alzar la voz cuando llegaron los cantos de sirena desde Barcelona y el asturiano no varió su política de no conceder declaraciones para rechazar públicamente la supuesta oferta. Los que mantuvieron las quejas tras la mala imagen dada en pretemporada. Y los que acabaron de explotar tras confirmarse, a falta de una semana para comenzar la liga, que un jugador tan querido como Túñez no estaba en sus planes. Un central que se ha tenido que ganar la titularidad tantas veces. Un referente de la cantera. Casi se podría decir que un símbolo. A ellos se les unen los que creen que Toni como lateral no va a funcionar. Los que opinan que David Rodríguez no es un futbolista válido para Primera. Los que consideran que hacen falta 3-4 fichajes importantes que vengan a ser titulares para poder conseguir la permanencia. Y dudan de que vayan a llegar.

En el otro lado del cuadrilátero están los que apoyan al asturiano. Los que confían en  el estilo de juego que está intentando implantar. Los que comprenden que el técnico está utilizando la pretemporada para probar muchos sistemas, y por eso los resultados no importan. Los que ven en esos tramos en los que el Celta domina y crea peligro un ejemplo de lo que va a suceder con el paso del tiempo. Los que ven en la reconversión de Toni un premio a su esfuerzo y un ejemplo para el resto. Los que confían en la calidad de Rafinha, el desborde de Nolito y los goles de Charles. Los que ven a los canteranos más que capacitados para echar una mano cuando haga falta. Los que, en definitiva, ven en Luis Enrique un técnico capacitado e implicado y que cuaja a la perfección con el proyecto que se intenta instaurar desde la directiva.

¿Es esta la realidad actual del Celta? ¿Una afición dividida en torno a la figura de su entrenador? Se podría pensar que sí. Pero todavía no. Mejor dicho, espero que todavía no. Espero que lo que he escrito más arriba tan solo sea una exageración producida por un exceso de imaginación por mi parte. Espero que sin que hayamos jugado el primer partido oficial no hayamos decidido todos si este año queremos o no al técnico. Si este año tocan silbidos o aplausos. Porque si es así, está claro que no hemos aprendido nada. Personalmente, claro que hay cosas que no me gustan del asturiano. Y bastantes. Otras, sí. Pero pretender clavar su cabeza en una estaca en lo alto de Plaza América sin haber debutado en liga es, cuanto menos, sorprendente. Y triste. Muy triste.

En junio estaba todo el mundo híper ilusionado. Ahora parece que cada uno vive en un extremo. Ni tanto, ni tan poco. Faltan refuerzos, pero llegarán. El Celta acaba de cumplir 90 años de historia. Por él han pasado cientos de jugadores y decenas de entrenadores. Pero el club prevalece. Y eso es lo importante. No sé exactamente qué habrá pasado con Túñez ni soy quien para juzgarlo, aunque tenga una opinión al respecto como todo el mundo. Lo que tengo claro es que ni soy de Túñez, ni de Oubiña, ni de Mallo ni de Augusto ni de Luis Enrique. Soy del Celta. Y como celtista, creo que lo importante es apoyar al equipo, sin olvidar que la crítica a veces es necesaria. Da igual quien juegue, quien entrene o quien dirija. Insisto. Si hay que criticar al entrenador porque el equipo juega mal y es necesario cambiar algo, se le critica. Entiendo que hay momentos de la temporada en los que el aficionado debe expresar su malestar con el rumbo del club. Pero de momento, ni siquiera hemos empezado la liga. Paciencia. Porque si antes de comenzar ya hemos cruzado al técnico, malo. Si a estas alturas ya no lo tragamos, se avecina un año muy duro.

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