Rafinha y un debut que pudo haber sido perfecto


Foto: Xoan Carlos Gil 
Rafinha ha vivido ayer el momento más esperado en su todavía corta carrera deportiva, tras debutar en Primera División y poder hacerlo con el equipo de su corazón. El brasileño disfrutó de media hora sobre el terreno de juego en donde pudimos ver algunas de sus cualidades: Su gran zurda, su desborde y su extraordinaria verticalidad. De hecho, su entrada al terreno de juego coincidió en el peor momento del Celta, que estaba muy tocado tras encajar el primer gol del Espanyol. Bastaron un par de arrancadas de casta del hijo de Mazinho para que Balaídos se viniese arriba, y pudo haber sentenciado el partido de no haberse topado con un extraordinario Kiko Casilla. 

Tras el partido, Luis Enrique justificó su decisión de no ponerlo de titular: "Venía arrastrando un golpe. El jueves hicimos un partido en Balaídos entre nosotros, con algún jugador del filial, y aguantó sesenta minutos. Haberlo puesto de inicio hubiese significado un cambio que condicionaría el partido", señaló el técnico asturiano, que no tardará en dar galones a un Rafinha que llega a Vigo dispuesto a marcar diferencias. El paso del tiempo hará que Rafinha deje de ser el hijo de Mazinho, para pasar a ser una de las referencias del conjunto vigués. 

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