Euforia contenida en Vigo. Un empate con buen fútbol y una
victoria en territorio complicado han disparado la ilusión. De la decepcionante
pretemporada nadie se acuerda. La mente está puesta en prolongar la buena racha
antes del parón y para ello es necesario doblegar a un Granada que ya avisó de
su potencial en El Sadar. Los nazarís se han reforzado bien y pueden amargarle
la tarde a cualquiera. El objetivo del Celta será no caer en la telaraña de
Alcaraz y sumar tres nuevos puntos que acerquen al equipo a la perfección antes
del descanso por selecciones. Llenar la mochila en los albores de la
competición asegura un otoño más relajado y eso Luis Enrique lo sabe. Todo lo
que el Celta sume ahora será camino recorrido en el futuro. Por ello es bueno
aprovechar el viento de cola y llenar la mochila de puntos para cuando vengan
mal dadas.
La principal
incógnita del partido comenzó a gestarse el pasado lunes en el Villamarín a eso
de las 00:40 horas. Oubiña fue expulsado por doble amarilla y el Comité ha
esperado hasta este viernes para ratificar la sanción. Primer contratiempo
serio para Luis Enrique en una posición en la que carece de un sustituto específico.
Álex López parece el apaño más idóneo para salir del paso. Rafinha ocuparía su lugar
en el volante y el ferrolano retrasaría un par de metros su posición. Otras
alternativas son Madinda y Javi Rey, pero ni responden al perfil que se busca
ni parecen contar con la experiencia suficiente como para suplir a Oubiña.
Fontás, una más de las posibilidades que se barajaban, formará finalmente en el
eje de una defensa en la que posiblemente se mantenga Toni, habida cuenta de
que Aurtenetxe acaba de aterrizar y que no gozaría de continuidad ya que se
perderá por obligación el próximo encuentro ante el Athletic en el Nuevo San
Mamés.
De esta forma, el
once de Luis Enrique sería el compuesto por Yoel en la puerta y una defensa de
cuatro con Hugo Mallo, Cabral, Fontás y Toni. Álex López, Krohn-Dehli y Rafinha
actuarían en una muy ofensiva línea de centrocampistas, justo por detrás del tridente
atacante formado por Augusto Fernández, Nolito y Charles.
Menos dudas hay en
Granada. Aunque Alcaraz juegue al despiste, lo cierto es que el once andaluz no
encierra demasiado misterio. Sin bajas, los nazarís viajan a Vigo con la mayor
parte de su arsenal. En la ciudad de la Alhambra sólo se han quedado las
recientes incorporaciones, es decir, Ighalo, Recio y Foulquier, además de
Coeff, Douglas y Migue por decisión técnica, y de Siqueira, que ultima su
salida. Riki, un futbolista poco querido en Balaídos por su pasado
deportivista, será la principal novedad. El delantero de Aranjuez parece
haberle ganado la partida a El-Arabi, titular en las dos primeras jornadas.
El resto del equipo
será el mismo que ganó en Pamplona y perdió el lunes en Los Cármenes ante el
Real Madrid. Es decir, el ex-céltico Roberto en portería, con una línea de
cuatro en defensa formada por Nyom, Diakathé, Mainz y Angulo. Yebda e Iturra
actuarán en el doble pivote, detrás de una línea de tres mediapuntas compuesta
por Brahimi, Piti y Dani Benítez, y con Riki como hombre de referencia.
Al igual que la
pasada jornada, otro debutante en Primera será el encargado de impartir
justicia. Juan Martínez Munuera, del colegio valenciano, dirigirá un encuentro
entre dos equipos diseñados para vivir una temporada tranquila. El comienzo,
especialmente en el bando local, ha sido esperanzador. No obstante, el fútbol
es experto en hacer bajar deprisa a los que se acomodan en la nube. El Celta no
puede permitirse que lo invada la euforia a golpe de 31 de agosto y debe seguir
haciendo camino a base de puntos. En Balaídos, fortín obligado ante equipos de
su mismo pelaje, estos han de sumarse de 3 en 3. Sería la mejor manera de
alcanzar un parón por selecciones que se vive mejor desde las alturas.


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