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ÍÑIGO HIDALGO |
La afición celeste tiene motivos para sonreír. Ganar en el
Benito Villamarín, un campo en el que muy pocos lo harán, y encima hacerlo de
la forma en que se hizo, bien merece una celebración. El Celta salió ileso de
un partido en el que pudo acabar escaldado. Durante 45 minutos fue una
auténtica marioneta en manos de un Betis que no pudo con Yoel. El guardameta
celeste respondió a la confianza del técnico con un partido de matrícula de
honor. Varias intervenciones decisivas, algunas de ellas de hemeroteca,
evitaron la hecatombe en el entretiempo. A partir de entonces, bajón físico de
los verdiblancos y repunte celeste cuya efectividad permitió inclinar la
balanza. Nolito reinó en la locura. Suya fue la asistencia a Charles y el gol de
la victoria. No obstante, hubo que sufrir hasta el final. El Betis casi emula
al Espanyol e iguala el partido en los últimos minutos. El poste lo evitó. Triunfo importantísimo para coger confianza y encarar un futuro que
plantea muchas preguntas.
La primera, ¿será
esta la tónica habitual de los partidos del Celta? En dos encuentros, muchas de
las cartas de Luis Enrique están ya descubiertas. Este Celta es un equipo más
agresivo y vertical que antaño. Por momentos, parece cómodo en un toma y daca
que honra al espectáculo, pero que implica grandes riesgos. Ayer perdió por
goleada la primera mitad y venció con cierta holgura la segunda. Da la
sensación de que regalará multitud de encuentros abiertos, con posibilidades
para ambos conjuntos y en los que los ataques se impongan a las defensas. Esta
vez salió cara, pero perfectamente pudo ser cruz.
Todo esto puede ser
fruto de una palmaria diferencia de nivel entre el ataque y la defensa. En tan
sólo dos partidos ha quedado claro que la virtud está arriba y los problemas
abajo. El equipo, incluso en sus peores momentos, transmitió en el Benito
Villamarín una permanente sensación de peligro. Nolito, Charles y compañía tienen
calidad para complicar la vida a cualquiera. Especialmente el andaluz, apagado
ante el Espanyol y brillante en Heliópolis. Es un jugador de los que marca diferencias
y ayer empezó a devolver el dinero invertido en su contratación.
Las dudas surgen a
la espalda de Oubiña, especialmente en el flanco izquierdo. Toni no es lateral
y los rivales lo saben. El Betis atacó su carril y por él encontró sus mejores
opciones en la primera mitad. La responsabilidad hay que buscarla en el
banquillo. Luis Enrique parece anteponer la aportación ofensiva de Toni,
notable habitualmente aunque poco acertado en el día de ayer –especialmente en
la conducción de tres francos contraataques-, a su rendimiento defensivo. La
pregunta es si el rédito de lo primero compensa el riesgo de lo segundo.
Más allá de estas cuestiones, la realidad sitúa al Celta con 4 puntos de 6 posibles en un inicio muy positivo. Los defectos se corrigen más fácilmente con victorias como esta que ayudan a ganar en confianza. Granada es la próxima piedra y sería importante empezar a construir un fortín en Balaídos. Para el compromiso ante los nazarís no estará Oubiña, por lo que se abre un debate sobre quién ocupará su posición. Fontás y Madinda son los principales candidatos, aunque tampoco se puede descartar que Borja Fernández o Javi Rey emulen a David Costas y hagan su debut en Primera. Preguntas sin respuesta hasta el próximo sábado a las 19 horas.
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