Momento de cumplir lo prometido por el éxito del Celta


Algunos las hicieron pensando que no se daría el caso; otros, convencidos de que sí. Pero todos los celtistas que realizaron promesas solo válidas si el Celta mantenía la categoría se encuentran ahora en la tesitura de tener que cumplirlas. Es el caso de la peña Carcamáns, encantada de tener que pasar de nuevo de las palabras a los hechos -como ya hicieron cuando entregaron los mejillones anunciados al Athletic- y obsequiar a la plantilla de la Real con mejillones y con una ruta en catamarán. «Estamos deseando que vengan. Si finalmente no puede ser, nos hacemos la ruta nosotros», dice Bele Dios, presidente de la peña.

También miembro de Carcamáns, José Besada dirá adiós a su coleta tras «vinte anos polo menos». Asegura que no pasará de hoy porque los miembros de la peña lo arrastrarán hacia la peluquería si es necesario. Otra complicada es la de José Debón, que estará un año sin consumir cerveza. «Quise apostar por algo diferente y difícil y lo voy a cumplir. Soy supersticioso, y basta que no lo haga para que bajemos el año que viene. De ninguna manera me voy a arriesgar a eso», cuenta.

Menos innovadores pero más numerosos son los que harán el Camino de Santiago. Como Marta Saiz, de Blau Cel, que llevará «una camiseta celeste diferente cada día». O diez miembros de Arribada Celeste. Entre ellos, Isma Freire, que se comprometió a otras cosas: «Correré por primera vez la Vig-Bay y compraré una camiseta de la Real con el nombre del jugador que marcó su gol», asegura.

Alejandro Costas, de Centolos, irá a la procesión del Cristo de la Victoria. «Non somos nada relixiosos, pero xa co ascenso entraramos o día antes na Colexiata. O sábado fomos e había moita xente con bufandas do Celta. Prometemos o da procesión e cumprirémolo», dice.

Incluso la Orquesta Panorama se aseguró en las últimas fiestas de Balaídos que tocaría gratis si se lograba la permanencia. Todos dicen que el equipo cumplió y que ahora les toca a ellos. No hay escapatoria posible, salvo para quienes no hicieron promesa en firme, como Alberto Baquero. «Estuve por decir que me tatuaba el escudo en un gemelo. No me lancé, pero no lo descarto».

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