Abel Resino: "Nunca viví un córner tan intenso como el último"


M. MORALEJO
El rostro de Abel Resino (Velada, Toledo, 1960) reflejaba ayer la satisfacción del deber cumplido. El técnico alcanzó el objetivo que se le encomendó cuando ocupó el lugar de Paco Herrera en el banquillo del Celta, la permanencia en Primera División, no sin superar numerosos contratiempos y después de un final de infarto que, asegura, no olvidará.

Ahora, Abel mira al futuro con la convicción de que el Celta dispone de una buena base que hay que mejorar para evitar los errores cometidos en la presente temporada.

¿Cómo vivió esos 90 minutos en los que se decidió la temporada?
Fue un partido con varias fases. Primero con tranquilidad, porque empezamos bien, controlando el partido. Tuvimos oportunidades y al Espanyol le costaba mucho entrar en el partido. A partir del gol, aparecieron los primeros nervios, esas sensaciones que tanto temíamos: el descontrol, la ansiedad. Llegaron las primeras noticias desde la grada y yo lo que quería era llegar como fuera al descanso para poder transmitir tranquilidad a los jugadores, calmarles y darles confianza. En la segunda parte, se mezclaron momentos buenos con otros no tanto. Tuvimos oportunidades pero también el Espanyol. Luego, conforme se iba a acercando el final del partido, ya era inevitable que aparecieran la tensión y una ansiedad difícil de superar. Yo mismo me encontraba bastante intranquilo, incluso a la grada se le veía impaciente. Lo que más temí del partido fue el último córner, fue el más duro de mi vida. Ni como portero ni como entrenador, nunca viví un córner tan tenso.

¿Pensó en qué pasaría si entonces marcaba el Espanyol?
Nos hubiéramos muerto todos, media ciudad (bromea). Pero afortunadamente todo salió bien y luego se produjo esa invasión de campo en medio minuto. En mi vida había visto algo así. Creo que fue producto de la ansiedad que se había generado en la grada.

Usted siempre ha creído en la permanencia, incluso cuando el Celta parecía desahuciado, pero supongo que ahora se dará cuenta de que han protagonizado una remontada que nunca antes se había logrado en Primera.
Ésa es la grandeza del fútbol, que a veces lo imprevisible gana a lo previsible, que se pueden romper las estadísticas. Todo el mundo dice éste tiene más posibilidades y éste menos, pero al final te agarras a las que tú tienes por pocas que sean. En la última jornada, partíamos cuatro equipos con opciones y había un escalafón: primero el Deportivo, porque dependía de sí mismo, nosotros de segundos, tercero el Zaragoza y último el Mallorca. Yo creía que el Mallorca podía ser el más peligroso porque a priori tenía el partido más fácil de todos. Y así ocurrió, ellos ganaron, nosotros también, el Deportivo perdió, como era previsible, y el Zaragoza no sé hasta qué punto llegó a creer en sus opciones de salvación.

¿El reto que ha afrontado en el Celta es el más difícil de su carrera como entrenador?
Posiblemente sí. Era un reto difícil porque quedaban pocos partidos, había mucha diferencia de puntos y fueron surgiendo una serie de circunstancias, casi todas en contra. Hemos remado siempre en contra de muchas cosas. Pero por otra parte ha habido algo muy bueno, gente que nos ha apoyado, un grupo de trabajo de la casa que nos ha rodeado y nos ha dado mucho apoyo, como el propio club, a pesar del escepticismo existente. Pero sí, fue difícil porque hubo muchos contratiempos para un proyecto de un recién ascendido a Primera: tres lesiones de cruzados, la expulsión de Iago Aspas que te deja cinco partidos, incluyendo el del Deportivo, sin un jugador referente, y para colmo de males la lesión de un portero experimentado como Javi Varas, que nos obligó a acabar jugando con Rubén, aunque fue una sorpresa grata para todos. Son incertidumbres que se van planteando y piensas cómo podrás salir adelante, pero creo que hemos sido valientes, hemos tomado decisiones difíciles en muchos aspectos. Y por todo eso pienso que ha sido mi reto más difícil como entrenador, porque por ejemplo al Atlético lo metí en ‘Champions’ pero aquel era un equipo que jugaba a ganador y el planteamiento es muy diferente cuando luchas por salvarte. Al final estallamos porque cuando más difícil es el reto, mayor es la satisfacción que sientes. Creo que ni la gente de la ciudad ni nosotros mismos hemos digerido lo que ha sucedido todavía.

¿Le ha costado mantener al vestuario a flote anímicamente?
Los vestuarios sufren altibajos porque al final lo que fortalece a un grupo son los resultados. Son los que te permiten creer en una línea de trabajo, en unas ideas. No es fácil evitar que la gente desespere y en este sentido echamos mano de un psicólogo, Joaquín (Dosil), que nos ha ayudado muchísimo para reforzar a los futbolistas en los momentos difíciles, tanto a nivel personal como grupal. Además, el club tiene también una esencia, hay mucha gente de la casa y las ideas calan más cuando los grupos son homogéneos. Ha habido muchos contratiempos que hemos tenido que ir superando y ésa ha sido la grandeza de este grupo.

Habla de los jugadores de la casa y en el último tramo de la competición ganaron protagonismo en detrimento de futbolistas como Park, Pranjic o Demidov, que habían venido con el objetivo de dar un salto de calidad al equipo pero que, por otro lado, tenían fecha de caducidad en Vigo. ¿Fue algo casual o realmente quiso apostar más por la gente de aquí, por aquellos que iban a seguir en el Celta la próxima temporada?
Teníamos que apostar por la gente que estuviera más comprometida, los que pudieran tirar más del carro en los últimos momentos. Tú vas analizando partido a partido. De hecho, en Valladolid había dos sancionados, jugaron Bellvís y Cabral en su lugar, lo hicieron bien y tuvieron continuidad el domingo. Me gusta crear esa dinámica en un grupo, que todos se sientan con posibilidades de jugar en cualquier momento. Intento crear esa competencia sana dentro del grupo para a la vez hacerlo más competitivo. Al final, hemos ido seleccionando para tirar no sólo de los jugadores que estuvieran más comprometidos, sino que estuvieran mejor en ese momento.

¿A jugadores como Park, Pranjic o Demidov les faltaba compromiso?
Park ha tenido bastantes oportunidades conmigo. Jugó tres partidos como titular y al final se lesionó, no pude contar con él. En cuanto a los otros jugadores, he entendido que no estaban en unas condiciones óptimas para defender la camiseta del Celta y yo no me caso con nadie. El que está, está, y el que no está, pues no está.

¿Cómo ha resultado el trabajo con Aspas, el referente del Celta y, también, un jugador especial?
Es un buen chico. He hablado mucho con él y el domingo se fundió en un gran abrazo conmigo. Es un chico comprometido al que a veces se le ha juzgado muy a la ligera. Es cierto que él cometió un error y lo sabe. Yo mismo le dije que no podía cometer más errores así porque al final se iba a condenar a sí mismo. Son cosas que al final desgastan a un jugador. Pero es un chico interesante e inteligente y, además, es el jugador que más partidos de fútbol ve del equipo, con mucha diferencia sobre el segundo. Se conoce a todos los jugadores que hay por ahí, le gusta el fútbol y eso es muy importante. Además, siempre te escucha, incluso cuando le rectificas cosas. Es un chico que merece mucho la pena. Es un muy buen futbolista con mejor corazón.

¿Le ha sorprendido, mejora la imagen que se puede tener de él, sobre todo fuera de Vigo?
Es mucho mejor en su intimidad. Muchas veces le digo que tiene que hablar menos con los árbitros, pero también le sale por inercia y hay que entenderlo porque la presión es máxima. Pero es un chico que me ha sorprendido gratamente, es muy entrañable.

También le ha tocado lidiar con una situación difícil con Roberto Lago, por quien siguió apostando a pesar de que era sabido que iba a dejar el Celta a final de temporada.
Nada más llegar aquí, yo hablé con él y le dije ‘mira Roberto, no me digas nada porque no tienes por qué hacerlo, pero me han dicho que es muy probable que tengas firmado con otro equipo. Son cosas del fútbol, terminas contrato y tienes derecho a ello, pero quiero que me mires a la cara y me digas cuál es tu grado de compromiso con el Celta’. Y él me dijo ‘míster, mi grado de compromiso con el Celta es total. Nunca podría fallarle porque me lo ha dado todo’. Entonces, le dije que no se preocupase, que trabajase y que jugaría si tenía que hacerlo. Y ha jugado porque lo ha merecido.

Desde su llegada ha destacado en varias ocasiones el empuje de la afición. ¿Tanto le ha sorprendido?
La del Celta es una afición que parecía que no estaba catalogada en España. Hay otras que sí, y no sé muy bien por qué, pero es así. Pero a mí esta afición me ha demostrado mucho. El recibimiento el sábado fue increíble. De hecho, el autobús no podía ni moverse y acabó lleno de humo. Hugo algún jugador que hasta se asustó por el fervor que transmitía la gente desde fuera. Luego animaron todo el partido sin parar. Hoy me levanté a las nueve de la mañana y en la cama todavía sentía cómo cantaban el himno. La afición del Celta está entre las mejores de España.

Termina la temporada y toca ya pensar en la siguiente. ¿Seguirá siendo el entrenador del Celta?
Yo creo que sí, ¿no?. Que yo sepa, cuando tienes un contrato, nadie te dice nada y todo va fantástico, lo más normal es que sea entrenador del Celta.

¿No ha hablado con los dirigentes?
No, todavía no. He estado viendo al segundo equipo en Barreiro y he estado con el presidente y el director general, pero creo que no era el momento para hablar de nada. Primero el club tiene que asentarse porque han sido semanas convulsas para todos. La planificación estaba en el aire, porque de Segunda a Primera tiene que haber muchas diferencias. Hay que dejarles descansar 24 horas antes de ponerse a trabajar.

¿No cree que sería importante empezar a planificar cuanto antes la próxima plantilla?
Sí, pero antes también hay que hacer un análisis del plantel, de la gente que termina contrato, los que interesan, los que no… Tampoco se hace de la noche a la mañana, se necesitan unos días. Para mí lo más importante es partir de una base y, a partir de ahí, ver a qué damos prioridad, según las necesidades que tenga el equipo. Todo eso requiere un tiempo.

Más allá del hecho de que se haya conseguido el objetivo de la temporada, el rendimiento del Celta no ha sido óptimo. Así lo atestiguan sus 37 puntos, que obviamente son muy pocos. ¿Entiende que el equipo tiene que mucho que mejorar de cara a la próxima temporada?
Hombre, hay cosas que se han hecho mal, eso es evidente y todos tenemos que verlas, es obvio. Que te hayas salvado no debe impedirte ver que hay cosas que se han hecho mal si quieres estabilizarte. Y esto es lo que preveo que hará el Celta, porque tiene una economía saneada, un gran apoyo social, es un club histórico y con posibilidades, por lo que tiene que estabilizarse en Primera. Para ello, tiene que dar ciertos pasos, tener una mayor ambición y analizar lo que ha hecho mal para intentar dar ese salto.

¿Qué cree que le falta al Celta?
Hay que buscar el equilibrio entre la gente de la casa y los jugadores que vienen de fuera, que te aporten ese salto de calidad para que los de casa parezcan mejores. A veces necesitan engancharse a alguien que les pueda guiar. El Celta tiene una buena base de casa que está ahí y tiene que fortalecer con la gente que viene de fuera.

¿Ésa puede ser la clave, esos tres o cuatro fichajes…?
Sí, los cuatro o cinco fichajes que te dan un salto de calidad y te hacen mejor de lo que eres.

¿Es lo que ha podido fallar esta temporada?
Evidentemente, el rendimiento de todos los jugadores no ha sido igual y son las cosas que tienes que analizar para tratar de acertar la temporada que viene. Pero insisto en que no es fácil, porque el mercado del fútbol es difícil y a veces no puedes llegar donde te gustaría.

Ha hecho debutar a dos jugadores con el primer equipo, Madinda y Rubén. ¿Pueden contar de una manera definitiva para el primer equipo la próxima temporada?
Sí, perfectamente. Rubén ha respondido mejor de lo que podía imaginar y Levy, también. El domingo mismo, el rato que salió ante el Espanyol se vio que es un futbolista que sabe estar en el terreno de juego, que guarda muy bien la posición, que sabe cuándo tiene que apretar. Y a Rubén hay que dejarle que repose un poco, pero es un portero llamado, si su evolución responde a la lógica, a ser importante en este país.

Borja Barreira / Atlántico Diario

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