La misma batalla de hace cuarenta años


Los ex futbolistas del Celta Lezcano, Jiménez, Jesús Sánchez, Rodilla y Juan Fernández, ayer en el estadio de Balaídos.
Hay partidos que no se olvidan. El que el sábado disputarán Celta y Espanyol en Balaídos promete ser uno de ellos, como lo fue el celebrado en el mismo escenario hace cuarenta años y una semana. Entonces, como hoy, el Celta se jugaba la permanencia en la última jornada.

No es el único paralelismo. También afrontaba el partido definitivo en puestos de descenso y, por consiguiente, no dependía de sí mismo. Necesitaba ganar y esperar el tropiezo de alguno de sus rivales directos. Y entre ellos estaba, como ahora, el Deportivo, que alcanzó la 34ª y última jornada de aquella temporada 1972/73 empatado a puntos con los vigueses y, como ellos, en zona de descenso. El Celta se impuso 3-0 al Real Madrid en un duelo histórico y alcanzó la permanencia gracias a la victoria del Castellón sobre el Betis (3-1), que bajó a Segunda en compañía de un Deportivo incapaz de puntuar en el Vicente Calderón ante un Atlético (3-1) que gracias a esos dos puntos se proclamó campeón.

'Nos jugábamos la vida y salimos a por todas. El Real Madrid no se jugaba nada, el campo estaba muy embarrado y nos favoreció. En momentos así lo que hay que hacer es entregarse al máximo y acertar. Aquel día tuvimos un día bastante aceptable y pudimos ganar y quedarnos en Primera', rememora Manolo Rodríguez el 'Gran Capitán', titular en aquel encuentro, uno de tantos que disputó a lo largo de quince años en el primer equipo del Celta.

A favor del conjunto celeste jugó, como sucede ahora con el Espanyol, el hecho de que el Real Madrid llegaba a aquel encuentro sin opciones de pelear por el título y con un puesto en Europa ya asegurado.

Rodilla, que formó también en el once inicial, relata cómo el equipo afrontó aquel duelo definitivo: 'Recuerdo que todos los compañeros estábamos muy metidos en el partido y, como se suele decir en el argot futbolístico, le rillamos las orejas al Madrid en todos los aspectos, tanto físicamente como de palabra. Peleamos mucho y el Madrid quizás se vino un poco abajo porque la presión era fuerte y nosotros andábamos muy bien físicamente, con una defensa fuerte y contundente. El resultado fue inmejorable y la alegría, inmensa'.

El Celta ganó 3-0 merced a los goles del madridista Touriño en propia meta (min. 58), Jiménez (min. 70) y Doblas (min. 79). Uno de los goleadores, Jiménez, tuvo una ocasión inmejorable para inaugurar el marcador ya en la primera parte. 'García Remón me paró un penalti y le abrí la muñeca. El balón salió disparado hasta la grada de Río', apunta, antes de recordar las terribles consecuencias que tuvo aquella jornada para el eterno rival. 'Metimos al Deportivo en Segunda y pasaron dieciocho años hasta que regresó a Primera (1991), pero lo que realmente me importaba es que el Celta estuviese en Primera, que es lo que se merecía. Igual que ahora, lo importante es que se salve el Celta, lo que pasa es que para salvarse tiene que descender el Deportivo', indica.

Los protagonistas de aquel día recuerdan como ya entonces vivían con intensidad los derbis ante el equipo coruñés, aunque remarcan las diferencias existentes fuera de los lindes del terreno de juego. 'En aquellos tiempos los partidos contra el Deportivo eran a vida o muerte, la rivalidad era muy fuerte. Sin embargo, antes no había tanto lío como ahora, tanta violencia. La gente venía un día antes de Coruña cuando jugábamos en Vigo y al revés. Nunca hubo problemas. Jugábamos a vida o muerte, pero la mayoría éramos amigos. Yo tenía buenos amigos en el Deportivo', afirma Gabriel Lezcano, centrocampista paraguayo que defendió durante casi una década la casaca celeste y echó raíces en Vigo. 'Este final me recuerda un poco a aquella temporada. Entonces ganamos y bajó el Deportivo y este año, si ganan ellos bajamos nosotros, pero pienso que el Celta se puede salvar. Confío plenamente en ello', añade Lezcano.

De su misma opinión es Manolo, a quien los resultados del pasado domingo le invitan a mirar al futuro con mayor optimismo. 'De ver al equipo casi en Segunda, ahora mismo creo que es el que tiene más posibilidades de quedarse en Primera, aun pensando que el Deportivo depende de sí mismo, porque tiene un partido muy difícil. Y eso es algo a lo que me agarro yo. El Celta tiene que ganar, obviamente, pero al Deportivo le va a costar mucho porque la Real se juega mucho y, además, tiene un buen equipo. Es más, no me cambiaría por el Deportivo, aunque ellos dependan de sí mismos', analiza. Y es que, al fin y al cabo, depender de uno mismo no es sinónimo de victoria, como tampoco lo es de fracaso el hecho de depender de resultados ajenos. 'Creo que las opciones están repartidas, aunque el Deportivo si gana nos fastidia. Pero el Celta lo que tiene que hacer es intentar ganar, salir a cara de perro, a comerse la hierba, y luego esperar lo que suceda en Riazor', afirma Luis Villar, que como Lezcano salió en aquel partido desde el banquillo. 'Había que ganar sí o sí', destaca este vigués que defendió la zamarra celeste entre 1967 y 1980.

Villar compartió vestuario durante una década con Santiago Castro, mugardés que llegó al Celta procedente del Barcelona y recuerda lo bien que se le daba jugar contra el Madrid: 'Teníamos que ganar porque nos jugábamos la permanencia en la última jornada y, además, era una motivación extra jugar contra el Real Madrid, que por otro lado no se jugaba nada. La verdad es que durante mi época como jugador se me dio muy bien como rival. Nunca perdí un partido contra el Madrid en Balaídos'. En efecto, Castro, que hoy trabaja en la secretaría técnica del club vigués, sumó cinco victorias, tres empates y ninguna derrota ante el Madrid sobre el Lagares. Hoy, las diferencias entre los dos 'grandes' de la Liga y los demás convierten en un imposible mantener una racha similar. En otros aspectos, tal y como apunta Santiago, el fútbol no ha cambiado tanto. 'En nuestra época había primas por ganar', explica Castro cuestionado sobre la posibilidad de que el Espanyol visite Balaídos incentivado. 'Lo que nunca vi fueron primas por perder', aclara.

Más allá de los intereses que el conjunto 'perico' pueda tener en el partido, lo que es seguro es que el Celta, como sucedió aquel 20 de mayo de 1973, se juega toda una temporada en 90 minutos. 'Aquel día nos jugábamos la permanencia. Son partidos de mucha tensión. Te juegas todo el año a un solo partido y entonces, además, fue contra el Real Madrid. Sucede igual ahora con el Celta y no me extrañaría que se noten los nervios en los jugadores', apunta Juan Fernández. El ferrolano, centrocampista que jugó en el Celta entre 1969 y 1980 y que disputó los 90 minutos de aquel partido, espera que se repita el final feliz. 'Confío en la posibilidad de que el Celta siga en Primera. Creo que el sábado se darán los resultados que esperamos', vaticina.

De ser así, la afición celeste recordará el partido contra el Espanyol con una sonrisa, aunque posiblemente tampoco olvidará esa hora y media de sufrimiento. 'Cómo voy a olvidar aquel partido. Teníamos que ganar a la fuerza, lo conseguimos y no bajamos', afirma de aquel choque ante el Real Madrid el portero Jesús Sánchez, que entonces ya formaba parte de la plantilla del Celta, si bien no pudo debutar aquella temporada 72/73 porque llegó mediado el curso procedente del Barakaldo.

Ahora, ya sólo falta por definir un último paralelismo. A aquel desenlace añejo se le unirá el sábado una incógnita por descubrir. El Celta debe ganar y esperar el tropiezo del Deportivo. Entonces, recuerda Rodilla, 'durante el partido ni preguntábamos cómo iban los demás. Después, explotamos de felicidad'. Final feliz.

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