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JULIO MUÑOZ |
La historia del Celta del regreso a Primera se escribe con la palabra pérdida anotada en el margen de sus páginas. Puesto que salvo milagro inesperado, perderá la categoría tras haber perdido por el camino media identidad. Lo primero dejará dolor en el equipo y en la afición. Lo segundo, también.
Precipitación, imprecisión, prisas y el infortunio marcaron ayer el camino a los Abel Resino en el duelo ante el Betis. El once de gala de los celestes, con Orellana sustituyendo con más pena que gloria a Álex López, no sorprendió. Abel ha destapado sus cartas en cuanto a alineación, y también en planteamiento. La tan traída defensa avanzó metros de nuevo, y dejó vía libre para que Nosa y Rubén Castro se empachasen a amenazas. Solo cuando la zaga volvió de forma natural a las inmediaciones de Varas tomó respiro el Celta, que apostaba de nuevo por el 4-2-3-1.
Con el paso de las jornadas y el cambio en el banquillo, el otrora alabado fútbol celeste se ha ido diluyendo hasta exponer ayer una primera media hora de naufragio. Los celestes eran un enjambre desnortado más preocupado por detener las acometidas del Betis que de intentar buscarse la vida. Faltaba pausa y criterio, dos elementos que no comulgan con la necesidad.
Luego, en la partida al contragolpe que los de Abel disputaron durante un buen rato, el Celta se olvidó de que la pólvora se le ha agotado en la recta final, puesto que la magia de Aspas se ha ido quedando por el camino, y Augusto, aspirante al relevo, ayer no tuvo el día. Krohn-Dehli solo aparece cuando ejerce como peculiar medio centro, y Orellana ni está ni se le espera. Y es que la tendencia del Celta a un juego horizontal y cadencioso no se adapta ni a prisas ni a necesidades. Toni fue de lo mejor de la ofensiva celeste, pero, como es habitual, las oportunidades se le administran en cantidades mínimas.
Y si todo ello se riega con una mala fortuna que en demasiadas ocasiones ha visitado a los celestes, el cóctel es demoledor. Un resbalón y un gol mal anulado ayudan al equipo a enfilar el camino de Segunda. Solo la lucha, al final, se salva.
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