La hora de la verdad ha llegado para el Celta. Pese a rendir
por debajo de las expectativas en un Tourmalet cuyo botín se reduce a 1 mísero
punto de 12 posibles, la incapacidad de los enemigos para aprovechar los
tropiezos celestes en ese mismo espacio de tiempo ha permitido a los de Abel
Resino llegar con vida al tramo decisivo de la temporada. Además, el moribundo
espíritu que abandonó Riazor en un derbi para el olvido recobró energías el
pasado sábado con un meritorio empate ante el Barcelona. El refuerzo moral de
firmar tablas con el líder ha sido grande y la intención es prolongar el buen
estado anímico con una victoria ante el Rayo que deje algo más que buenas
sensaciones.
Porque puntos
principalmente es lo que necesita un Celta que podría salir esta misma semana
del descenso si vence y acompañan los resultados. Los vigueses se aferran a la
ventaja irrefutable de depender de sí mismos para encarar con convicción una
terna de encuentros que decidirán su futuro. Al margen de los vallecanos, que
aterrizan este fin de semana en las Rías Baixas con los deberes hechos y
decididos a seguir soñando con Europa, Mallorca y Zaragoza esperan en la
recámara. Por ello, todo lo que no sea doblegar a los de Paco Jémez metería en
serios problemas a un conjunto al que se le exige una respuesta en un día
decisivo. Ese día ha llegado y no vale otra cosa que ganar o ganar.
Para encarar tan importante misión, Resino
recupera efectivos. Álex López y Michael Krohn-Dehli volverán a estar a
disposición del técnico toledano tras superar sus respectivas lesiones. También
Natxo Insa, con problemas durante la semana, pero que finalmente llegará al
choque y apunta a titular. No estará sin embargo Andrés Túñez, quien después de
cumplir sanción disciplinaria frente al equipo azulgrana, se ha caído esta vez
de la convocatoria a causa de una pubalgia. Una baja que se une a las ya conocidas
de Samuel, Hugo Mallo, Sergio y Iago Aspas, a quien el Comité Español de
Disciplina Deportiva no le ha reducido su sanción.
Resino dará por
tanto continuidad al once que 8 días atrás consiguió plantar cara al
todopoderoso Barcelona, aunque con una pequeña variación. Pranjic, que no
termina de convencer, cederá su sitio a Álex López, quien actuará como
enganche, con lo que Orellana se desplazará al costado izquierdo para formar
una línea de tres mediapuntas completada por Augusto Fernández. Por detrás, en
el doble pivote, repetirán Oubiña e Insa, habida cuenta de la sobresaliente
actuación que firmaron el pasado sábado. Park volverá a ser la referencia
ofensiva, mientras que tanto la defensa como la portería tampoco sufrirán
modificaciones. Jonny, Cabral, Demidov y Roberto Lago protegerán la portería de
un Javi Varas al borde de la suspensión disciplinaria.
Por su parte, el
Rayo Vallecano llega a Balaídos en una situación totalmente opuesta a la de los
locales. En un año en el que las expectativas eran otras, los vallecanos están
rompiendo todos los pronósticos y a día de hoy ya han asegurado su permanencia
en la categoría de oro del fútbol español mientras luchan ahora por inscribir
su nombre en las competiciones europeas del próximo año. De la mano de Paco
Jémez, los madrileños han armado un grupo valiente, ofensivo y que practica un
fútbol vistoso que tratará de aprovecharse de la ansiedad celeste para rascar
algo de un estadio que no se le da nada mal en los últimos tiempos: 2 victorias
y 5 empates en los enfrentamientos más recientes.
Además, afrontan el
choque con todo su arsenal. Rubén regresará a la portería tras no poder jugar
el pasado fin de semana ante el Málaga. Tito, Gálvez, el ex-céltico Jordi
Figueras y Casado compondrán una defensa de cuatro justo por detrás del doble
pivote formado por Javi Fuego y Roberto Trashorras. El “mago de Rábade” está
firmando una gran temporada y es uno de los indiscutibles en el once de Jémez.
Por delante, una línea de tres mediapuntas con Lass, Piti y el Chori Domínguez,
y arriba el peligrosísimo Leo Baptistao.
Pérez Montero, del
colegio andaluz, dirigirá un duelo de necesidades contrapuestas. El Rayo, con
la obligación cumplida, disfruta ahora del fútbol y busca no despertarse de un
sueño que nunca imaginó. El Celta, encarado con la cruda realidad, está
obligado a ganar un partido que no admite otro resultado. Contará para ello con
el apoyo de una afición que una vez más mostrará su apoyo y hará que Balaídos
registre un gran ambiente. De la mano, unos y otros pelearán por un objetivo
posible, pero que exige victorias.


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