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PACO PUENTES |
Trece jornadas consecutivas recibiendo gol en contra. Por ahí se desangra el Celta, cuya producción ofensiva ni de lejos le alcanza. Curiosamente, la última, y única vez que el cuadro vigués ganó a domicilio fue en Zaragoza, en donde mantuvo su portería a cero.
Desde entonces, 26 de noviembre, ha pasado más de tres meses y los vigueses han encajado gol en todas las citas, aunque hasta ayer nadie había sido capaz de golearle. Ni los tres primeros de la Liga.
Precisamente la línea que más ha ajustado en sus dos semanas al frente del equipo Abel Resino ha sido la defensiva. Adelantándola unos metros, juntando todas las líneas y haciendo bascular a todo el equipo al compás de los movimientos de balón del equipo contrario.
La idea se ha encontrado con dos problemas diferentes en los dos partidos disputados bajo la batuta de Abel. Frente al Granada, que hacía fútbol directo, el equipo se partió con una facilidad pasmosa y en la noche de ayer erró en todas las acciones de rechace. El balón siempre fue al espacio de remate en vez de alejarlo de la portería y con un killer como Álvaro Negredo de por medio, acabó llegando la goleada.
También el Sevilla hizo sangre en otra rémora viguesa: el juego por bandas. Bellvís sufrió mucho en su banda izquierda por donde cargaron el juego los hispalenses.
En ataque, además, pese a la apuesta ofensiva, el índice de producción continúa igual que en los tiempos de Herrera. El equipo necesita un ingente número de oportunidades para marcar un gol.
La Voz de Galicia
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