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| ENRIQUE DE LA FUENTE |
Decía ayer por la tarde Gustavo Agulla, integrante de El Fútbol es Celeste, y colaborador de esta web, que el día que den puntos por las aficiones, el Celta jugará la Champions, y no le falta razón. En una temporada que se va convirtiendo en desastrosa con el paso de las jornadas, la afición jamás le ha dado la espalda al equipo ni ha bajado un ápice su apoyo al equipo. Sucede desde la primera jornada y sucederá en la última, pase lo que pase. Allá por donde vaya el Celta, siempre cuenta con el inestimable apoyo de un reducto de seguidores, sean diez, cien o tres mil. Siempre hay unos tipos vestidos de celeste dejándose la piel y el alma por su equipo.
Y la garganta. Y eso que ayer la realización no ayudó, ya que los micrófonos de ambiente estaban situados justo en la parte contraria de la ubicación de los nuestros. No es normal que en el Bernabéu se les escuchará y que en el Coliseum Alfonso Pérez fuesen mucho menos audibles. Gritaron, animaron sin parar como siempre, os lo puedo asegurar, y eso que las circunstancias no eran las mejores porque el equipo fue perdiendo desde muy pronto, y apenas estuvo metido en el partido. Tampoco ayudó la intensidad de los jugadores, ni el propio juego del equipo, pero ellos se mantuvieron inasequibles al desaliento, e incluso al final del partido tuvieron el detalle de aplaudir a los suyos como si hubiesen ganado.
Quiero creer que los equipos terminan por parecerse a sus aficionados, y me gusta pensar que el equipo y el club algún día se asemejarán a los que, domingo tras domingo, asisten a Balaídos o a aquellos que cada quince días se recorren España para animar a su equipo. Tal vez algún consigamos que sea así.
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