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RICARDO GROBAS |
El Celta encontró ayer la fortuna que lo ha esquivado durante buen parte de la temporada en Balaídos para obtener frente al Granada un triunfo impostergable que devuelve al equipo vigués a la vida. El estreno de Abel Resino tuvo un feliz desenlace pero estuvo salpicado de altibajos, luces y sombras en el juego que convirtieron el partido en una montaña rusa emocional que transitó entre la esperanza y la angustia hasta la alegría final.
La primera toma de contacto con la competición sirvió al sucesor de Paco Herrera para ofrecer un bosquejo de la idea con la que pretende rescatar al Celta y que se resume en un juego más directo, menos efectista, pero más agresivo en la actitud y disposición de los jugadores sobre el terreno. Es pronto para concluir si el nuevo Celta tendrá este plus de competitividad que Resino se propone inculcarle. Lo único tangible por ahora es que el cuadro celeste ha vuelto a la senda de la victoria en un momento de capital importancia.El Celta está vivo.
La victoria conseguida contra el Granada devuelve al Celta a primera línea de combate por la salvación e involucra en la batalla a más enemigos. La distancia con la permanencia se reduce de cuatro a dos puntos y se incrementa en tres la ventaja con respecto al Mallorca y el Deportivo, que se quedan a cuatro y siete puntos, respectivamente. La línea de flotación la marcan ahora Zaragoza y Osasuna (que hoy juega en el campo del Levante); algo más arriba, a tres puntos, se encuentran Granada y Athletic.
una dosis de buena suerte
El Celta se encontró en los goles con la suerte que le ha faltado muchas veces este año. El tanto de la victoria, obra de Mario Bermejo al más puro estilo José Ignacio, fue un churro afortunado. La jugada la inició con muy mala intención Augusto desde la derecha, el argentino le puso un balón templado a Aspas, que el moañés prolongó de cabeza hacia Bermejo. El veterano delantero armó la pierna derecha para engancharla de volea, pero erró el tiro y la pelota le pegó en el pie de apoyo y ganó la portería despistando a Toño. Un golpe de suerte que cambió el partido.
Menos afortunado fue el tanto con el que Aspas abrió el marcador. La definición del moañés fue, en este caso, perfecta pero el balón le cayó llovido del cielo después de un rechace que Álex López se llevó a trompicones en la media luna del área.
Ni un reparo, salvo el de una excesiva permisividad defensiva de los centrales célticos, se le puede poner al tanto de Ighalo para el Granada. Libre de marca, el nigeriano engatilló, con una volea impresionante en el corazón el área, un gran centro de Nyom desde la derecha que hizo inútil la estirada de Varas.
primera pistas
Abel Resino ofreció ante su exequipo algunas pistas sobre la idea de juego que se propone desarrollar en el Celta. El preparador toledano, como había anunciado, no hará ninguna revolución desde el punto de vista táctico. El dibujo y las piezas se ajustaron a lo esperado, no tanto el estilo de juego, más directo. Resino ha adelantado considerablemente la defensa, que juega varios metros por delante de la línea del área; la separación entre líneas es menor y la presión a la salida de la pelota del contrario es más intensa y agresiva (aunque no dio ayer la sensación de ser más efectiva).
los cambios resuelven
Por primera vez en bastante tiempo, los cambios del entrenador sirvieron al Celta para ganar el partido. La pieza clave fue esta vez Bermejo, a quien favorece este estilo más sencillo y directo que propugna el nuevo técnico. Con independencia de su mayor o menor fortuna en el gol, el ingreso en el campo del santanderino mejoró al Celta. No puede decirse lo mismo de Quique de Lucas, que dilapidó en el descuento el tercero (y la posibilidad de igualar al Granada en el coeficiente particular de goles) y cuya cualidad más admirable fue ayer la raya del pelo. La entrada de Vila, mientras, fue obligada por los problemas físicos de Demidov y el porriñés cumplió, como casi siempre, con eficiencia su misión.
muchos partidos en uno
Balaídos vivió ayer muchos partidos en un mismo partido. El equipo de Resino entró muy enchufado en el choque y mostró ambición e iniciativa hasta el gol de Aspas. Pero defendió mal la primera contra del rival, Ighalo empató a los cuatro minutos y al conjunto vigués le pudo la ansiedad. El Granada olfateó el miedo y le fue ganando terreno hasta hacerse con el gobierno del choque, que fue muy claro durante casi todo el segundo tiempo.
El conjunto de Alcaraz manejó la pelota y dominó el juego con autoridad, incluso dio la sensación que podía ganar el partido a poco que pisase el acelerador. Pero se equivocó en los últimos metros y fue Bermejo el que anotó en una carambola. Luego el choque se descosió en un cuarto de hora final delirante en el que el Celta estuvo tan cerca de hacer el tercero como el Granada del empate.
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