Mañana de Reyes en Vigo. Muchos niños, y otros no tan niños,
dejaron por dos horas en casa los regalos que Sus Majestades les habían dejado
bajo el árbol durante la noche más mágica del año y se enfundaron la bufanda
celeste para acudir al viejo Balaídos. No les salió mal el cambio, pues
pudieron disfrutar de una nueva victoria de su equipo en un partido
relativamente cómodo en el que el Celta tiró de seriedad defensiva y velocidad
en ataque para sumar 3 puntos vitales.
Especialmente de lo
segundo. El primer gol es el más claro ejemplo, un contragolpe de manual que
bien podría servir de modelo en las escuelas futbolísticas. Claro que para eso
hace falta tener dos cosas. La primera, un pelotero como Michael Krohn-Dehli,
sublime una vez más a lo largo de todo el choque. El pase del danés, al más
puro estilo quarterback, resultó delicioso para la vista. No lo
desaprovecho a la carrera un Aspas velocísimo, capaz de ganarle la posición al
defensor, controlar y definir como los ángeles.
Guión similar en el
segundo tanto, aunque con distinto final. La contra, conducida desde la
izquierda por Roberto Lago, terminó en penalti sobre Aspas, un tanto riguroso,
pero que permitió al de Moaña firmar su segunda diana del encuentro y recuperar
el nivel perdido en el epílogo del 2012. Ese nivel que reclamaba Paco Herrera y
que de prolongarse en el tiempo probablemente termine con su nombre en la lista
de convocados por Vicente Del Bosque.
Al recital de Aspas
y Krohn-Dehli se unió el tercer Rey Mago, un Álex López que en el Calderón dio
síntomas de mejora y que ante el Valladolid volvió a ser ese futbolista genial
capaz de manejar el caudal ofensivo del conjunto celeste. Más allá del gol, un
golazo que con su capacidad para el disparo debería repetir más a menudo, su
actuación resultó muy notable. Corrió,
cortó, distribuyó y terminó firmando su mejor partido en lo que llevamos de
temporada.
A buen nivel
estuvieron también otros como Oubiña, Cabral, Túñez o Mario Bermejo. Incluso Park,
colocado por muchos en el disparadero, pero mostrando partido a partido que
puede aportar cosas importantes a este equipo. Le faltó el gol para coronar una buena
jornada.
Empieza bien la
semana fantástica. El Celta ha hecho la mitad de los deberes a la espera del
choque del próximo sábado en Barcelona ante el Espanyol, donde una victoria
significaría ese empujoncito hacia aguas tranquilas que tanto parece
resistírsele a los de Herrera. Y, entre medias, un jugoso caramelo, un partido
de esos que gustan, una de esas noches que apetece salir por lo que pueda pasar
a pesar de que al día siguiente haya que madrugar. La sensación es que, tal y
como están las cosas en la capital de España, los vigueses, por qué no, pueden
liar una muy gorda en el Bernabeu. Y si no, no pasa nada, el regalo de Reyes ya
llegó ayer con una victoria tan merecida como importante.
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